Pasaba el año 1973, en donde uno de los discos más importantes de la historia era lanzado para el deleite de toda una época llena de vanguardia musical. Con «Dark Side Of The Moon«, la banda inglesa Pink Floyd venía a desatar una ola musical basada en la idea artística, psicodélica y crítica del mundo. Con 50 millones de copias vendidas, ¿Como era posible superar este éxito?.

«Wish You Were Here» es la definición de una nueva etapa que llegaría para hacer historia, en donde el foco principal sería hacerla homenaje al fundador y amigo del grupo Syd Barrett. Hoy día veremos los componentes que hacían que este álbum sea esencial e importante para lo que venía dentro del grupo.

  1. Portada y crítica a la industria musical de la época

La portada de este sucesor es clara. Como no confiar en un simple saludo o contrato de parte de algún pez gordo, o de la manera más simplificada, en nadie. Un hombre de terno dándole la mano a otro, pero que está en llamas. Una puesta impactante, y que incluso se tuvo que hacer justo y preciso para la foto, siendo que realmente tuvieron que incendiar al tipo para captar el mensaje. Muchos de los temas expuestos acá hacen alusión al tipo de maquina sistemática que era esta industria, como en «Welcome to the Machine» y «Have a Cigar».

2) La sensibilidad del diamante loco

Cuando mencionaba que este el homenaje sonoro definitivo, me refiero al simple hecho de la inspiración y definición de la temática del grupo a futuro. La canción épica que «Shine On You Crazy Diamond» en dos partes trataba de decirte en palabras lo que era Syd Barret (No por algo las siglas del tema son SYD), e instrumentar toda la locura que este representaba con transiciones y cambios sublimes. Con «Wish You Were Here» la cosa se vuelve más cercana y sentimental, e incluir diferentes acústicos con ambientes pasajeros, en donde se daría inicio a que tenían que dejar atrás esta etapa, y seguir adelante con el camino que les quedaba.

3) El inicio del liricista Roger Waters

Waters dentro del inicio del grupo era solamente el bajista, o segunda voz, pero en este disco fue cuando finalmente empezó su calidad lírica, siendo siempre una crítica fija a los medios, empresas y todo lo que acompleja la industria musical, y al mundo en sí. Más adelante se puede apreciar eso con los discos Animals (1977), y su obra maestra The Wall (1979).