Alexis Paiva Mack

Él estaba en la última habitación del segundo piso del hotel. Justo afuera veía el case de una guitarra acústica, supuse que me dirigía al lugar indicado. Entré a la pieza y encontré al mítico Mariano Martínez. El vocalista de Attaque 77 emanaba una energía más bien cancina, le pregunté si había dormido. “Ya habrá tiempo para eso”, respondió con una leve sonrisa y una vieja Fender sonando en sus manos.

Luego de percatarme de que no dejaría de tocar, decidí sentarme y hacer la primera pregunta…

¿Alguna vez pensaste que llegarían a cumplir 30 años de vida artística?

Es un milagro, hubo muchas situaciones en donde la banda podría haberse terminado. Con el tiempo entendimos que además de mejorar como músicos, también debíamos aprender a convivir y a resolver conflictos. En medio de esto de hacer discos, también hay que tratar de entendernos y ser mejores personas, de ese modo llegamos hasta acá.

¿Cómo es tu relación con los antiguos miembros de la banda?

Entender las cosas de esa manera nos sirvió para acercarnos a ellos, en un momento hubo peleas y desencuentros que después se vieron de otro modo. Es necesario intentar comprender al otro, todo es una cuestión de perspectivas en donde solo eres dueño de la tuya. Pensando de esa manera, todavía podemos juntarnos y tocar música.

Attaque 77 es una banda de punk rock que tiene letras agresivas y con crítica social, pero que también tiene canciones de amor que suelen ser escuchadas por un público más amplio…

A veces te sientes esperanzado, otro día deprimido, otro enamorado. Todo eso puede pasar en una semana. No somos una sola cosa, hablamos de la realidad que nos rodea, pero no dejamos de lado el viaje interno. Solo somos personas tratando de comunicarse.

¿Cómo ves al público chileno?

Es una relación especial, han pasado cerca de 27 años desde la primera vez que vinimos. En un momento, tuvimos un disco de oro y platino en Chile, un logro difícil de conseguir fuera de Argentina. Hay una identidad muy fuerte en su  música, con artistas impresionantes y de gran trayectoria. Es sorprendente que el público chileno esté dispuesto a recibirnos.

¿Con qué bandas nacionales tienen mayor cercanía?

Vamos a tocar con Fiskales Ad-Hok y Los Miserables, la primera vez que vinimos a Chile en 1994 también tocamos con ellos. Son como hermanos, a pesar de que no nos vemos muy seguido. Cada vez que vengo, voy a alguna disquería para llevarme álbums de nuevas bandas que van surgiendo.

¿Qué puedes decir de los conciertos en Quilpué y Santiago?

Este año estamos sonando mejor que el pasado. En 2018 hicimos un montón de conciertos en Chile, pero este año pasó algo que le hizo bien al grupo, además estamos con la energía de haber lanzado un disco nuevo.

¿A qué se debió ese cambio?

Supongo que nos estamos llevando bien, eso es fundamental. Cuando voy a algún recital captó el tipo de energía que hay en el escenario. Fui a ver a Guns N´Roses y noté que no se hablaban entre ellos, era aburrido verlos, no transmitían nada. Me pasó lo mismo cuando vi a Oasis, sonaban muy bien, pero podía estar mirando hacia cualquier otro lado.

Hace dos años dijiste que enfrentabas problemas respiratorios y que no querías seguir tocando hasta los 80 años. ¿Cuál es el futuro de Attaque 77?

No sabíamos que íbamos a sobrevivir, no estaba en los planes. Siempre fuimos de ponernos plazos cortos y ver lo que pasaba en el camino. Ahora tenemos Triángulo de Fuerza (2019) por delante, después veremos si tenemos ganas de seguir. Hay motivación y seguramente haremos algo, pero no quiero seguir 30 años más con la banda.