Historias como esta siempre son de admirar. Poder vivir y trabajar de lo que uno ama, además lograr escribir y conocer a tus bandas favoritas, no todos pueden contar con esa misma oportunidad. Al menos, dentro de esta área del periodismo musical, muchos sueños se llegan a cumplir de manera maravillosa y contagiosa, cuando terminas algo, siempre quieres descubrir más.

Nacido y criado en el interior de Argentina- específicamente en Santa Fe y Misiones, cercanos al borde de Paraguay y Brasil – Fabrizio Pedrotti siempre obtuvo una crianza en la que la música y la escritura fueron su pan de cada de día, esto por las profesión de su madre y el gusto de su padre (Profesora de literatura y amante de la música). Desde pequeño, entre los 5-6 años, siempre tuvo la curiosidad de aprender a tocar instrumentos, también debido a su preferencia y poco gusto por los deportes. Pero es ahí donde encuentra una de sus grandes habilidades en su vida.

«Me di cuenta de lo que me gustaba, y bueno después cuando fui creciendo a eso de los 12 años, me compré mi primera revista de rock, que se llama «Soy Rock» de Argentina.

Fue un descubrimiento enorme para mí, datando del año 2003 o 2004, obviamente el terreno no estaba como ahora, y no había muchas formas de enterarse de los artistas, y al vivir al interior de la Argentina, no tenía mucho acceso a disquerías, tiendas o cosas por el estilo.»

14 años, y su pasión por la música se volvía una realidad, eso sí, transformándose en un desafío. Viviendo en provincia, creó su propia radio, colaborando en otros proyectos igualmente. Ya a los 16 años, empezó a redactar para una de las páginas de música más grandes de la Argentina, rock.com.ar. Finalmente, cumpliendo diecisiete, Fabrizio decide mudarse a Buenos Aires para estudiar periodismo, carrera de la cual saldría titulado, donde también empezaría a conocer la escena musical de Argentina, la cual por temas de centralismo, siempre se encontró en la capital.

Muchas experiencias y trabajos para hablar de música lograron que él finalmente logrará una meta que nunca pensó que ocurriría tan rápido. La primera revista que leyó de música, y una de las que gustaba terminar sus ediciones mensuales en menos de una hora, «Soy Rock», lo contrató para trabajar en sus oficinas.

 «Ahí sentí que cerró el círculo. Fue muy loco, estaba trabajando con la gente la cual leía.»

Pasó de ser corresponsal desde su tierra, hasta convertirse en un gran escritor dentro de los medios que degustaba, todo se volvía una gran oportunidad y un sueño cumplido, cada entrevista de banda que había, él la realizaba, o en el caso más preciado, reseñaba los shows de sus bandas favoritas. Pero también le tocó ver como un país azotado por las falsas promesas y por la «soñada» remontada de la economía afectó a la escena musical de allá. Esto en un ambiente de centralismo que no ayuda a que se recupere.

«Ahora que la Argentina está con una economía bastante pobre -con lo cual si antes la escena ya en Buenos Aires estaba buena- ahora se está cayendo en muchos sentidos. Me refiero más que nada a temas de shows y todo eso, si hablamos de bandas internacionales, la mayoría que vienen, no están agotando, cuando hace unos años si lo hacían, cuando la economía estaba un poquito más estable.

Y después eso se fue apagando, y ahora el país está pasando por una situación muy complicada. Es una cosa cíclica, lo vivimos con Cristina Kirchner, lo vivimos con los que estaban antes, y la verdad es que la gente deja de ir a shows, así sean de bandas locales o internacionales, porque su presupuesto no le da.»

Fabrizio afirma que detalles como el donde se hace un show, que se consume, y el cuánto demora el transporte han sido factores esenciales, siendo que la gente no tiene presupuesto para sustentar lo que conlleva ir a un show. Incluso las mismas bandas hacen presentaciones gratuitas, y aún así no terminan llenando. En comparación a nuestro país, en donde hay fondos, pero los espacios van siendo quitados o manchados por el «favoritismo» o «pituto», allá la música está fuerte, pero el dólar está pasando por un muy mal momento.

«Como que se le está haciendo complicado a las bandas allá, porque la gente – cuando hay problemas económicos- lo que considera es la salida, lo que podría ser superfluo para muchos. Que se puede dejar de lado, que es ir al teatro, ir al cine, ir al recital, ir a comer.

Digo, que aunque hayan recitales gratuitos o lo que sea, te cuesta un montón transportarte o consumir algo en el lugar, y la escena está complicada por la falta de ingresos, porque músicos hay. «

EL RITUAL

Sentado en un bar tranquilo en el movido Paseo Bulnes, Fabrizio llega emocionado con dos copias de su libro, «El Ritual de Jane’s Addiction» en una bolsa celeste, con ganas de poder mostrar a más medios sobre lo que fue esta aventura de redactar sobre una de las obras maestras de principios de los años 90: Ritual de lo Habitual. Se sienta, y ordena una soda de naranja, mientras quien escribe esto, simplemente saciar sus ganas de degustar un schop de cerveza negra, porque podía.

Fanático de la banda conformada por el carismático Perry Farrell, el virtuoso Dave Navarro, y los genios Stephen Perkins y Eric Avery, este grupo ha sido la razón para vivir de Fabrizio, con la cual también muy alegre, mostró un tatuaje que tiene dibujado en su brazo. Era notorio su enorme fanatismo.

Y resulta que siendo un niño, recién llegado a Misiones a fines de diciembre, y con dos meses de sobra para el inicio de las clases, solamente le quedaba descubrir más música, y así hacer una búsqueda de un nuevo sonido.

Habiendo escuchado los esenciales y clásicos de Metallica, AC/DC, Zeppelin y Pink Floyd, pues él querría buscar algo novedoso y diferente. Y esa respuesta, la encontró en el libro de «Los mil y un discos que tienes que escuchar antes de morir». Eso le abrió las puertas a bandas como Living Colour, The Cult, Morphine, Stone Temple Pilots y a su querida Jane’s Addiction.

Con Jane’s Addiction, el primer tema que escuché fue Ocean Size y me encantó, y al principio no entendía lo que escuchaba, porque era una mezcla de post-punk y otras cosas, fue una locura porque no se parecía nada a lo que había escuchado antes. Pero igual tenía distorsión, y la voz de Perry era muy distinta a todo. 

Creo yo que muchas veces, cuando descubrimos una banda siendo chicos a esa edad, la atesoramos y la hacemos como una compañía nuestra, y eso lo hice con todas las bandas que descubrí, especialmente con Jane’s.

Fue Ocean Size, y después me dedique a escuchar todo lo que vino después- y antes – también me sorprendió que es un grupo en donde el bajo y la batería son importantes, y no estaban destinadas al segundo lugar.

Entre comparaciones sobre lo distintivo de este grupo, tomando como ejemplo las redundantes y monótonas instrumentales de bandas como AC/DC, en donde la batería y el bajo no primaban. Pues hablar de Jane’s Addiction con Fabrizio se volvía parte de un análisis, que hasta en su mismo libro hace resaltar. La importancia de músicos como Stephen Perkins y Eric Avery en la sección de bajo-batería eran detalles que permitían que la banda sacará un lado único y creativo, desde el virtuosismo de cuerdas en Navarro, y la presencia y particular voz de Farrell.

Con 21 años, Fabrizio Pedrotti teniendo claras las circunstancias y el desafío, tomó la batuta de lo que sería una aventura única. El decide escribir un libro sobre la obra maestra del grupo de su vida, «El Ritual de lo Habitual», uno de los pilares de inicios de los 90, y claramente el punto culmine de una banda con una creatividad y sello único. Todo comenzó en agosto en el 2014, cuando recomendó hacer un articulo sobre el álbum en ese tiempo, uno largo para la revista. Y lo más importante, lograr conseguir las fuentes principales de esta historia.

Empecé a contactar a los músicos sesionistas y al productor, quienes se sumaron al instante, y a otras personalidades cercanas a la banda. Y pensé que podía estar más bueno para esperar un año más, y hacer un artículo mejor cuando se cumplieran los 25 años, y hacer algo más extenso.

Deje pasar esa fecha, y empecé a tirar líneas para contactar a los 4 miembros de la banda, y cuando conseguí a Navarro y Avery, fue una señal. Recuerdo que me estaba duchando, tenía tiempo para pensar esas dos entrevistas, más las otra que había conseguido, y pensé: «¿Por qué no hago un libro mejor?». Y ahí surgió la idea, pensé que no iba a funcionar o si lo iba conseguir, pero bueno, lo intentaba. Para mí, lo primordial era que estuvieran los 4 miembros, y sino, no lo sacaba.

Meses después, Pedrotti consiguió los testimonios de los 4, tomando forma en su cabeza lo que podría llegar a ser el libro oficialmente. Solo bastaba contactarse con una editorial que se la jugará con la propuesta, en este caso fue Gourmet Musical, y quedaron en mantenerlo al tanto de las novedades. Ahí empezó la tarea más titánica para él, entrevistar a más personas involucradas con la banda. Entre una de esas, la que se agregó al prólogo, fue la de Mike Portnoy, baterista de varios proyectos, y conocido por ser fundador de Dream Theater.

En este trabajo no solamente él y Perry tuvieron una parte importante en el prólogo, sino que también bandas como Anthrax, personajes esenciales del hardcore como Henry Rollins y Chino Moreno de Deftones, tuvieron su espacio para aportar algo al trabajo de Fabrizio. Cada uno muy dispar en sonidos, pero todos compartiendo su admiración por la banda. Esto fue el esqueleto más interesante del libro, todos en diferentes épocas teniendo a la banda como referente. Incluso vínculos o intentos directos de parte de Deftones y Anthrax de hacer temas incluidos en el sonido místico y rupturista de los californianos.

«Mike Portnoy los vio cercanos al 87-88, y cuenta que el estilo de Stephen de tocar la batería lo influenció mucho a tocar a él, que le pareció una apuesta totalmente rupturista. Digamos que le enseñó hacer algo distinto, con lo que haría con Dream Theater después, una de las bandas más importantes y populares del metal progresivo en los 90s.

Hay historias muy buenas sobre Alice in Chains , compartían al mismo productor que Jane, y estaba por salir Ritual de lo Habitual, y le dio la cinta antes del lanzamiento al bajista de ese entonces, Mike Starr. Y más tarde, este mismo descubrió a Mike copiando y pirateando el disco antes de (risas), pero es una gran anécdota, pero no solamente él estaba obsesionado, sino que Jerry Cantrell igual.

Incluso Soundgarden, hay una canción que Chris Cornell escribió por Perry Farrell, la cual fue «Jesus Christ Pose», que fue inspirada por una fotografía de Chris Cuffaro, en donde hizo a Perry posar como Jesús en una cama. Y a partir de esa foto, él decidió escribir la canción. También hay historias sobre Eddie Vedder relacionadas a la banda, cuando él solamente era un nene.»

                                 maxresdefault 2

Fotografía sacada por Chris Cuffaro, 1989

Muchos datos, muy grandes anécdotas, escritas en un libro en donde tuvo el privilegio de tener historias desde personajes importantes. Según él, una de los testimonios más íntimos que obtuvo, fue el de Eric Avery, quien actualmente milita en el bajo de Garbage, y destacó su bajo perfil, con quién se contactó por Skype y llamadas, después lo pudo observar con Garbage en la Argentina. De alguna forma, no fue complicado tratar con él, porque hablaron de su ex banda, recalcando que hay que tener cuidado el cómo abordar temas tan personales como estos. Más cuando se puede caer en el amarillismo o parecido.

Teniendo a Perry como el prólogo, y el juego que podía hacer entre los testimonios de sus integrantes, pudo hacer contraste de sus acciones y la década, otorgándole una dinámica exquisita al libro. Eran 4 versiones distintas de una banda, eso le daba una singularidad precisa y metódica de lo que se vivió.

Actualmente, Fabrizio está trabajando en nuevo libro, repitiendo que aún está en verde, y que ya he tenido entrevistas realizadas. Está buscando expandir en esta caso, que cualquier persona – sea fanática o no- leyera esta nueva historia. Hasta ahora es una banda inglesa que según él, no tiene mucho material escrito, así que habrá que esperar a las sorpresas de esta nueva parada para él.