Noche de martes 2 de agosto, pasadas las 21hrs y con una escenografía con aspecto de nave o industria de película ochentera, que dejaba la batería en lo alto y contenía pantallas acopladas en ambos lados, sumado a una pantalla gigante en la parte superior de todo, entran los miembros de Megadeth. Efectos con máquinas de humo y juego de luces ad-hoc que acompañan el show, dando el primer golpe con “Hangar 18”.

Se sabe que Megadeth es Dave Mustaine, y en más de una ocasión uno puede discutir sobre cuál ha sido la mejor alineación de la banda, pero de seguro la actual, con David Warren y los recién llegados, el belga Dirk Verbeuren (batería) y el brasileño «Kiko» Loureiro (guitarra), debe ser una de las mejores formaciones que ha tenido.

Mustaine se dirige al público y promete una noche llena de nueva y viejas canciones. Siguiendo con “The Threat Is Real”, single de su más reciente álbum Dystopia, continuando con “Tornado of Souls”, dedicando ésta a su recientemente fallecido amigo «Nick» Menza.

“Poisonous Shadows” es la segunda canción tocada perteneciente a Dystopia y viene a confirmar que estos nuevos temas se articulan a la perfección con los viejos clásicos, en un setilist que se mantiene en lo alto durante todo el concierto.

Loureiro se luce como protagonista en los solos de cada canción, talento y destreza que parece derrochar casi sin esfuerzo. Mientras, Mustaine, además de tocar como si no le pasaran los años, se muestra como un viejo tierno cada vez que habla a los asistentes, agradeciendo constantemente la gran respuesta que entrega el público al show, además de contar historias, como cuando comenta, “esta canción es sobre un amigo que tenía una mina que era muy puta, se lo dije, no sé cómo no olía los picos de otros”, presentando el tema “She-Wolf”.

Así se mantuvo la noche, mezclando grandes éxitos como “Sweating Bullets”, “A Tout Le Monde”, “Trust”, con otros nuevos temas como “Post American World” y “Dystopia”, que parecieran ser clásicos de siempre, sonando todo avasalladoramente, como un tornado arrasando en el Caupolicán, donde los eufóricos espectadores además de saltar y corear los temas, muchos mantuvieron un circle pit constante durante todo el evento, comentado por Mustaine, “vi que tienen un circle pit por allá, muy cool si me lo preguntan a mí”.

La canción que más excitación provocó en los fans fue “Symphony of Destruction”, cerrando luego con “Peace Sells”. Tras un breve encore, la banda regresa para terminar una alucinante noche; “esta canción la escribí hace veinte años y todavía tiene el mismo significado” dice Mustaine, para comenzar a tocar “Holy Wars… The Punishment Due”, donde es él, el líder de su banda quien más se luce tocando, abrochando un show espectacular.