Por Ignacio Bataller

La conclusión de cualquier banda importante siempre conlleva un matiz de tristeza, especialmente si las circunstancias de su final son desfavorables. Incluso si la separación se lleva a cabo de manera organizada y en buenos términos, persiste un sentimiento agridulce de saber que nunca más se podrá disfrutar de su actuación en directo. Aunque su música perdure, se percibe que la experiencia no será igual.

Así culminamos con “9”, el más reciente álbum de estudio lanzado por Mercyful Fate hasta el momento. Para mí, este disco parece una despedida monumental, un tributo a los fieles seguidores de la banda. Se siente como si la propia agrupación estuviera diciendo: ‘Sabemos que nos despedimos, por eso les dejamos este regalo’.

Cuando llegamos a canciones como “Last Rites”, toda la banda suena como si estuviera en su primer disco: rápido, caótico y diabólico. Sin embargo, con el nivel de calidad y mezcla característicos de una banda consolidada, contribuyendo en parte a su estatus de leyendas.

En este caso, son las guitarras las que acaparan todo el protagonismo de la canción. Con su rapidez, los riffs principales pegajosos del tema y los poderosos solos hacia el final, se convierten en la característica principal que me hace creer que la banda sabía que, si este iba a ser su último disco, tenían que irse por todo lo alto.

Después nos adentramos en una canción como “Sold My Soul”, y la tendencia continúa de la misma manera. Mercyful Fate ha tomado todo lo que ha probado y le ha funcionado a lo largo de su carrera, incorporándolo aquí para asegurarse de que todos queden satisfechos con esta despedida.

Una vez más, los potentes riffs de guitarra marcan el tono, pero en temas como este es donde el gran King Diamond toma el control y se convierte en el personaje principal de la historia. Con su voz, te guía a lo largo del relato de la canción, asumiendo el papel de narrador, y su voz no suena para nada más gastada que en el primer disco. Todo es impecable en ese aspecto.

Una vez más, los potentes riffs de guitarra marcan el tono, pero en temas como este es donde el gran King Diamond toma el control y se convierte en el personaje principal de la historia. Con su voz, te guía a lo largo del relato de la canción, asumiendo el papel de narrador, y su voz no suena para nada más gastada que en el primer disco. Todo es impecable en ese aspecto.

Es simplemente un final momentáneo, pero fue lo suficientemente bueno como para mantener a la fanaticada tranquila, mientras que al mismo tiempo les dejó tranquilos sabiendo que la banda ha dejado un sólido catálogo para poder volver a interpretar en el futuro.

El regreso de Mercyful Fate se realizará el 22 de abril en Movistar Arena, entradas disponible en PuntoTicket.