Por Ignacio Bataller

Imágenes por Francisco Aguilar – Spider prod.

Finalmente, se concretó el regreso de Destruction a Chile, un acontecimiento de doble significado que se celebró de manera muy especial en el Coliseo. Por un lado, se conmemoraron los 40 años de esta legendaria banda, y por otro lado, se completó la visita de los cuatro grandes exponentes alemanes del thrash. Primero fue Tankard, luego Kreator, seguido recientemente por Sodom, y ahora culmina con la actuación de Destruction.

El Teatro Coliseo demostró ser un lugar perfectamente adecuado para este tipo de conciertos. Durante la presentación de Sodom, el lugar se comportó de manera muy satisfactoria y, en contraposición a las expectativas de muchos, el sonido fue excelente, al igual que durante la jornada de anoche.

A las 19:00 horas, las puertas del teatro se abrieron para dar paso a los entusiastas seguidores, quienes habían formado una fila mucho antes del horario previsto, creando un ambiente de celebración palpable.

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A las 20:00 horas en punto, la banda nacional Cianuro se apoderó del escenario para inaugurar la velada, y sin duda alguna, estuvieron a la altura de esta celebración. Tanto los asistentes que llegaron temprano como los que se unieron durante su actuación se conectaron de inmediato con la banda, que desempeñó su papel de manera sobresaliente.

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A las 21:00 horas, Destruction subió al escenario del Coliseo. Luego de su reciente visita a Santiago en el año 2022, regresaron para repetir el plato y celebrar todos sus años de carrera, como expresaron, con su segunda familia en el público chileno.

Desde “Dathtrap” hasta “Mad Butcher”, pasando por “The Antchrist”, la épica “Bestial Invasion” y “Total Desaster”, la banda repasó todas sus eras en un espectáculo que solo se puede describir como demoledor. No hubo muchos descansos entre canciones; se sintió como si una muralla de sonido de thrash te azotara durante la hora y veinte minutos de concierto.

La conexión entre la banda y el público fue continua y perduró durante toda la noche. La alegría de volver a tierras chilenas se reflejaba claramente en el rostro del legendario líder, Marcel «Schmier» Schirmer.

Con esto se culmina la invasión alemana del thrash, la visita de los cuatro grandes teutónicos. Ojalá que algún día puedan venir juntos, pero durante estos meses, estas cuatro bandas han venido a darlo todo en cada uno de sus conciertos, y la audiencia se fue a casa satisfecha. Eso se notó claramente.