El regreso de los mendocinos a nuestro país simplemente acaparó todas las miradas curiosas que orbitaban alrededor del Costanera Center Stage, con una sencilla puesta en escena logró desbloquear tempranamente el trofeo «conocer bandas nuevas en festivales » para muchos de los asistentes en la primera jornada el festival. Y es que en el papel lucían como grupo nuevo, pero el trío ya cuenta con más de una década de trayectoria y con una serie de presentaciones en nuestro territorio.

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Lo de los argentinos fue una clase magistral de pop sofisticado, de una exquisitez que sólo nuestros hermanos del otro lado de la Cordillera saben dar. El trío conformado por Lucca Beguerie Petrich en batería, Juan Saieg en voz y Cocó Orozco en guitarra, demostró con creces una maduración sonora y aunque su último trabajo de estudio data del 2017, la banda ha sabido mantener en perfectas condiciones la placa sonando cada vez más frescos.

Así fueron sonando cortes como “Pana”, “Aguetas”, “Láser 420” que lograron convencer y captar la atención del público, entre seguidores de la banda y fans de los artistas que se presentarían más tarde ahí mismo, ahí apostados frente a un inclemente sol (el gran enemigo durante la jornada). El carisma de Juan sobre el escenario terminó por ganarse a todo el mundo, consiguiendo genuinos cánticos como el “olé, olé, olé”.

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Y aunque la cosa pudo haberse puesto de color hormiga, con una chica aplastada en reja (hecho que se repetiría a lo largo del festival), la situación no pasó a mayores ya que un atento Juan pudo contener la situación.

En 45 minutos de presentación, el conjunto supo conjugar su talento, histrionismo y sensualidad arriba del escenario y por sobre todo un manojo de canciones pegadizas y de excelente factura, conquistando por completo el escenario, situándolos entre los puntos altos de la primera jornada del festival.