Por Bayron Ríos
Fotos por Juan Kattan – @kattan.ph
Como si se hubiese tratado de su debut en el país, así fue la sensación general que dejó el tremendo show de Beck en el Teatro Caupolicán en su tercera presentación en Chile y primera con él como número estelar. El californiano derrochó talento y carisma en una hora y media sobre el escenario, donde repasó sus grandes éxitos y un par de sorpresas.
Cuando en el papel el comienzo del show estaba estipulado para las 21 horas, el teatro aún seguía recibiendo fanáticos que llegaban al filo del comienzo, reventando por completo el recinto de San Diego. Solo bastaron 12 minutos de demora para que las luces se apagaran y comenzará el griterío cuando se asomaron, de manera muy solemne, Beck Hansen y compañía sobre el escenario para interpretar “Everybody’s Got To Learn Sometime”, una de las grandes sorpresas de la noche. ¿Cómo continúa la vida después de escuchar ese tema en vivo y quedar con el puñal incrustado en el corazón?
Cuando el público aun se mantenía en shock luego de ese tremendo regalo por parte de Beck, el distintivo riff de “Devils Haircut” comenzaba a sonar desatando toda la energía de los fanáticos presentes. Y si hablamos de distintivo, el clásico break de la batería en “The New Pollution” continuaba con la fiesta, incluido Hansen que comenzaba ya a lanzar sus pasos de baile.
Beck no escatimó en gastos y durante los primeros minutos del show lanzando toda la carne a la parrilla, fue una seguidilla de hitazos que sonaron de manera increíble, todo de forma muy intensa y cristalina. Al norteamericano no le tembló la mano en quemar rápidamente sus canciones más conocidas, ya que material de calidad había de sobra.
Así fueron pasando joyas como “Mixed Bizness”, “Girl”, “Qué Onda Güero”, una de las más esperadas; la clásica “Nicotine & Gravy”, incluso hasta la colaboración con Gorillaz en “The Valley of the Pagans”.
Conocido por su inquietud musical, Beck se movió por todos los estilos en los que ha transitado. Para “Wow”, Beck entró en su faceta más rapera secundado por el gran guitarrista Jason Falkner en el sintetizador y con el bajista Dwayne Moore a cargo de la MPC. Mientras que en “Soul of a Man” visitaba de frentón el rock más guitarrero y afilado.
Uno de los momentos más emotivos y esperados de la jornada llegó con “Lost Cause”, la motiva canción tomó aun mayor fuerza cuando el público comenzó a levantar sus celulares, iluminando todo el teatro. Una de las postales de la noche.
La sección final llegó con “Up All Night”, “Loser” y “E-Pro”, temazos que activaron todo el sentimiento barra brava en los fanáticos que estaban en cancha. Pero aún quedaban más sorpresas en el show.
Para el bis, Beck retornó al escenario solo con una armónica para interpretar la vaquera “One Foot in the Grave”, con la ayuda del público dando aplausos y golpeando el piso, como si estuvieran en una fiesta en un granero en Texas. La guinda de la noche llegó con clásico “Where It’s At”, coreada a rabiar por todo el mundo. Era la última canción, con toda la banda despidiéndose y las luces prendiéndose en el teatro, pero rápidamente Beck volvió a escena con guitarra en mano para interpretar una sentida versión de “True Love Will Find You in the End”, original del gran Daniel Johnston, cerrando así una mágica noche.
Sin ser un artista de gusto masivo, lo de Beck en vivo fue un lujo de aquellos. La sola presencia de una de las estrellas alternativas de la década del 90 y 2000 ya era más que suficiente para darse por pagado, pero lo de anoche fue una dulce revancha tanto para el cantante, que no dudó en señalar que ha sido uno de los mejores shows que hizo durante el año, así como para los fanáticos que esperaron pacientes el debut en solitario del artista.