Cualquiera que cumpliese 22 años y, dentro de su carrete de celebración, tuviera a un invitado de honor tan asombroso como Andy Bell, sabría que la cosa terminaría en synth pop de alguna forma. Bajo esa mirada, la discoteque capitalina –y cumpleañera–, Blondie, la hizo prácticamente de oro.
Con puntualidad inglesa, a las 22 horas, Andrew Ivan Bell fue el tercero en salir al escenario precedido por sus dos músicos de sesión (baterista y arreglista de cuerdas y piano). Luciendo una chaqueta de rayas negras y blancas, el artista ya tenía más que ganado al público que vitoreaban su nombre hasta más no poder.
Como no podría ser de otra manera, Andy encontró la forma correcta de empezar un concierto de esta categoría: una interpretación íntima y con piano de “Oh L’Amour”, de su clásica formación Erasure, cuyo cofundador-creador es Vince Clarke.
Si bien la nostalgia de no verlo junto a su genio partner fuera, en realidad, somera, gran parte de la lógica de esta cuestión puede radicar en que cada tema fue tocado con una excelencia formidable en cuanto a lo vocal se refiere. Andy Bell demostró tener una voz insuperable (y eso que se mando varias chelitas arriba del escenario).
El “Thank you very much, thank you”, quizá haya sido una muletilla nerviosa del cantante y es muy probable que haya causado más de alguna risita entre los espectadores. Eso sí, se esforzaba casi siempre en tener una comunicación distendida con el público, quienes reaccionaron medio perdidos ante su españolísimo medio forzado. Traducía las letras y hasta bromeaba en español ¿Qué tal?
Muchas veces se puede pensar que el británico sólo podría tener un repertorio probado (que no son otros que los temones de Erasure), pero la verdad es que en su formato solitario también balanceó su setlist con temas fuera de su mítica banda. “Electric Blue”, por ejemplo, fue coreada y bailada por muchos.
Puntos inalcanzables de la jornada fueron cuando se encargaron de motivar el ambiente con la clásica “Love to Hate you”. Y si a eso se le suman dos bailarinas como las que tenía Andy arriba del escenario, el show no hizo más que encender su mecha.
A propósito de eso, el baile que realizaron dichas expertas merece más que alguna mención, pues con coreografía y todo, hicieron mover el esqueleto hasta al más piola asistente de la Blondie.
Es que el choque generacional igual fue heavy y eso es digno de observar. Mucha gente que se nota que aún su corazón late con el new wave, pero no sólo que lo escucha de ahora, sino que nació y vivió tal período, se notaban disfrutando a concho tal show. Aquellos fueron los que más gozaron cada uno de los pegajosos éxitos de Bell…versus los gritos más joviales que tampoco se quedaron atrás.
Para poner el broche de oro, Andy y sus acompañantes se lucieron interpretando la ya clásica canción “A Little Respect”, llegando a sacar los aplausos más fervorosos de los asistentes.
Así es como, de esa manera, Andy Bell se ganó al público y a la Blondie cumpleañera en general. En todo caso, el único punto regular de la jornada sería el hecho de que el concierto duró exactamente 1 hora con 7 minutos. Pocazo, si se considera la enoooorme cantidad de hits que quedaron fuera del repertorio. Claro, igual la gente después del good night de Andy siguió carreteando en la fabulosa fiesta post-show organizada con bastante esmero por la producción.***
Periodista: Pato Matus / Fotografías: Gabriel Olivera