Iniciar una presentación con luces rojas infernales, y tener puesto el clásico ‘Runnin´ With The Devil‘ de Van Halen de fondo, puede significar la venida de cualquier banda que sea amante del rock, o que tenga un estilo adherido al género, en donde la mayoría de la gente pensaría que chicos blancos saldrían al escenario para entregar un show. Pero en este caso, el desafío venía de parte de-tal vez- la única banda de rock negra simbólica de fines de los 80s e inicios de los 90s. Living Colour llegaba a darnos cátedra de rock and roll puro, en sus distintas variantes, y con actitud de sobra para deleitar con su locura y fusión.
La banda conectó inmediatamente con el ambiente del público, frente a-tal vez- 1000 personas presenciando la performance de una agrupación que estaba irradiando virtuosismo, desplante escénico y rebeldía a través de sus parlantes a los seguidores en todo el recinto. En ese contexto, el talento de cada uno de los integrantes mostró una vejez maestra, algo así como un buen vino en reserva, pero que con las experiencias y años de composición han sabido jugar con sus propias canciones, así dando toques de creatividad en el momento. Cada uno de los integrantes disfrutaba cada nota como si de una fiesta final se tratara, y la conexión con la gente se basó en eso: una fidelidad a su estilo y una convicción enorme.
Una de las razones por la cual la banda visitó nuestro país, fue el lanzamiento de su nuevo disco, «Shade«, el cual definió la vigencia del grupo recibiendo críticas y una recepción positiva de parte de los medios. Y al menos como su guitarrista, Vernon Reid, nos contó hace un mes, la banda ha tratado de mantener la lírica y la protesta para pelear en contra de las injusticias del mundo entero, así como hace 30 años con su disco debut. Y si bien el tiempo pasa, y muchos de ellos terminan envejeciendo, es realmente envidiable como estos 4 músicos logran transmitir un espíritu implacable y difícil de derribar. Y todas estas características se resumían en todo los sonidos y estilos que repasaron, desde las endemoniadas sonatas blueseras de Robert Johnson con ‘Preachin´ Blues‘, los movidos riffs de Type, y la fusión de hard rock puro que inyectó ‘Cult of Personality‘ ya en la etapa final de la jornada.
Una manifestación de energía dispuesta a demostrar una vez más, porque el rock es pionero gracias a los afroamericanos, y de como cada uno ejecutaba su rol de manera soberbia. Corey Glover cantó como en sus años de oro, y su rango vocal nos mostró la habilidad con la cual interpreta, teniendo puntos altos en todo el setlist. Doug Wimbish teniendo su espacio para soltar su maestría, nos expuso las importancias el uso creativo del loop session en vivo, y de como este puede crear secciones hipnotizantes y exquisitas con las lineas de bajo. La batería y el experimento de las percusiones electrónicas fueron el plato fuerte de Will Calhoun, que estuvo más de 20 minutos deslumbrando con su increíble capacidad física en el kit de ritmos, creando progresiones con efectos estupendos. Pero si debemos rescatar la presencia y carisma, el ejercicio realizado en la guitarra por Vernon Reid es un deleite, y es que cada momento en que el solo se avecinaba, él se apoderaba y tomaba un protagonismo inmenso, replicando porque es uno de los héroes de guitarra más importantes de su década
La presentación fue solida, nada que decir. Y realmente nos hace pensar en porque no hay tantas bandas como ellos teniendo esta misma recepción y aceptación en los medios musicales. Si bien Living Colour ya es un grupo con una trayectoria de logros y consecuencia, ellos pueden ser considerados los únicos grupos con gran influencia en el rock alternativo, demostrando que el color es solo una cosa de nacimiento, y que la pasión por la música es algo universal. Ayer vimos un desplante de rock de raíz, y con un sonido redondo que encantó a todos los presentes.
