Para algunos puede que sea un desconocido, pero esta banda es una excusa perfecta para conocer el trabajo de Josh Scogin. Ha pasado por bandas como Norma Jean y The Chariot, pero con el dúo ruidoso llamado ’68, es en donde se ha desenvuelto de la mejor manera. Con el baterista Michael McClellan como compañero, los dos han creado una nueva placa que fácilmente podemos comparar con su álbum debut “In Humor and Sadness”.

Desde su aparición, ’68 se ha caracterizado por ser una banda potente y que debe ser vista en vivo. En lo que hemos podido ver algunos chilenos a través de youtube (snif), el dúo improvisa muchos sonidos en cada presentación, lo que también podemos percibir en Two Parts Viper. Hay varios elementos que hacen una especie de transición entre los tracks, lo que hace sonar al disco mucho más genuino, y además transmite aquella simpleza con la que fue grabado el disco (la mayoría en menos de dos tomas).

A pesar de ese sonido descrito, este disco también tiene su parte sofisticada y que inesperadamente explora un lado más suave de la banda que no encontramos en su material anterior. A los que les gustó el disco anterior, tendrán un momento genial escuchando los primeros tracks del disco “Eventually We All Will Win” y “Whether Terrified of Unafraid”, pero en un momento, ’68 baja las revoluciones en tracks como “Without Any Words (Only Crying and Laughter)”. Esta es una canción más lenta, pero que a la vez tiene una atmósfera oscura, incluso tiene un aire al unplugged de Nirvana.

Esta expansión sonora continúa en canciones como “No Apologies”, la que tiene una sensación western. Es imposible no tomar en cuenta las influencias grunge que ’68 está incorporando para este disco. Esta influencia se percibe en “What More Can I Say”, y lo genial es que es un track que no parece un calco del grunge, si no que lo incorporan perfectamente como un elemento que entrega un resultado majestuoso.

68 siempre ha sido una banda hábil para que una canción suene disonante pero pegajosa, especialmente en “Life is Old, New, Borrowed, and Blue.” Y esto es principalmente a los riffs en lugar de las melodías vocales. Casi siempre se tomarán en cuenta los elementos musicales del dúo, pero no debemos olvidarnos de las letras que encontramos en Two Parts Viper. En este ámbito, la mención honrosa va para “Death is a Lottery”, la que tiene frases dignas para un tatuaje. En “Life Has Its Design” hay varios juegos de palabras e incluso referencias a la célebre Smells Like Teen Spirit, sin duda tienen que echarle un vistazo.

En contrario a su debut, Two Parts Viper es mucho más tenue, canciones como “No Montage” y “What More Can I Say” pierden un poco de contexto en el álbum, lo que para algunas personas puede ser un matapasiones, ya que quedarán con las ganas de escuchar más potencia. Estas canciones más suaves, le dan al dúo un sonido más accesible (sin llegar al borde de lo comercial). Sin duda es un disco que se equipara al debut, ya que ambos nos entregan propuestas diferentes, y esto se agradece, ya que podemos ver la versatilidad que tiene ’68, a la que le damos todos los jumbitos por el solo hecho de existir.