Instauro la pregunta de inmediato ¿Alguna vez Alice in Chains ha decepcionado? puede sonar santificador y un poco exagerado, pero la verdad es que es una de las bandas  históricas de la escena grunge de los 90s que ha permanecido intacta, y sacando discos con aprobación de sello y calidad de parte de sus miembros restantes, solo reafirmando la vigencia de este grupo. Estamos claros que la tragedia ha sido una con la carrera de estos chicos de Seattle, las muertes de su inminente líder y vocalista, Layne Staley, y del bajista original, Mike Starr, han puesto en la palestra si es que la banda realmente hubiese seguido siendo la misma. Pero basta de recapitular estas memorias pasadas, el hecho es esperanzador, y es que después de haber retomado con dos discos de estudio con su nuevo cantante, William Duvall, llegan a lanzar el álbum más hermoso y oscuro de su carrera moderna (2009-ahora).

Este nuevo trabajo devuelve ese apego a la oscuridad visceral del riff pesado, y no cabe duda que cada detalle está siempre siendo un guiño moderno a clásicos de su discografía como «Dirt» y su más reciente del 2009, «Black Gives Away To Blue», que en su sonido y grabación, se perciben modernas para un oyente hardcore, como también para el nuevo. Detalles que a medida suenan poco emocionantes y muy técnicos. Pero si le damos con el contexto, pues es un homenaje directo a los caídos de la legendaria escena musical de Seattle, se tenía claro que Cantrell tendría la valentía y talento para relucir su virtud, suciedad y sinceridad en todas sus etapas. El contexto le prendió la fibra emocional, y se nota, pues Jerry se luce en todos los pasajes de este álbum, mostrando su versatilidad con canciones agresivas como ´Red Giant´, o sus pasajes acústicos de trotamundos con ´Fly´, dando espacio a diferentes sentimientos.  Los sencillos ´The One You Know´, ´Never Fade Away´ y ´So Far Under´ supieron aplicar la jugada previa al lanzamiento, teniendo sus spots estratégicos dentro de las pistas que fueron escogidas para completar dentro de su duración.

Él llega a soltar todo acá, sin prejuicio ni pretensión de hacer algo novedoso ni menos transgresor, obteniendo las composiciones más inspiradoras de su carrera, y también demostrando que su trabajo coral es infalible. En esta característica todos los temas son pegajosos y ninguno sobra, y eso se debe a que William Duvall ha ejercido de manera seria y comprometida el puesto de cantante de AIC, incluso obteniendo momentos en donde el-pocas veces- tiene un protagonismo. En ´Maybe´al menos toma relevancia su dedicación a conseguir un sello suyo, y coherente con el legado de la banda. Unos de los detalles sonoros notables se rige por el sentido lineal que va dando coherencia sentimental, entregando más realce mientras avanza. En el caso de ´Drone´, es el espíritu sabbathero y sucio de Cantrell en sus primeros años, algo denso y bluesero, pero más adelante ´Never Fade Away´(escrita para Chris Cornell) juega como una enseñanza que tira para arriba todo lo depresivo de otros tracks, para darle final con ´All I Am´ de manera melancólica y sufrida.  Alice in Chains entrega todos los elementos de su sólida trayectoria, y en el momento más oportuno.

Definamos lo importante, ¿existe originalidad? No es nuevo lo que se hizo, pero hay fórmulas que con el tiempo adquieren un reconocimiento innato, y al menos acá el cuestionamiento no es él como se grabó, sino el porque. Todas las bajas que han ocurrido en la maldita música grunge, desde la penosa muerte de Andrew Wood hasta Layne Staley, -y la reciente de Cornell- daban para que el disco se reconectara con sus inicios, como una obligación y un nuevo capitulo. Jerry ha dicho que está feliz con lo logrado, y que retomó raíces al grabar en Seattle, como un encuentro emocional y para bien. Acá el grupo decide desafiar a su típica definición de música depresiva, y dar un mensaje de esperanza y resiliencia, pero sin dejar de lado las realidades que conviven entre ellas, al momento de hablar de una lucha. ¿Y cómo se percibe eso? Simple, demostrando que su música sigue siendo fiel a su ambiente, a sus pecados y demonios, pero con un toque realista de superación. Alice in Chains sella por fin las apuñaladas del pasado, para disfrutar el presente hasta que el tiempo solo haga su gracia.