Por Alexis Paiva Mack

Han pasado tres años desde el lanzamiento de Gigantes (2016), el primer álbum de la banda dirigida por Christian Silva. A pesar de ser su primera entrega de larga duración, el grupo proveniente de la quinta región logró llamar la atención del público y la crítica especializada, lo cual no sorprende a nadie: Humdoldt mostró una dosis de rock demoledor pero, a su vez, distinto al sonido repetido que tienden a reproducir una gran cantidad de agrupaciones.

Hoy el panorama no es muy distinto, Atlas (2019) se presenta a sí mismo como un álbum de producción elaborada, que envuelve a los oyentes en un viaje onírico que pasa por distintas etapas y texturas. Es difícil encasillar el disco en un solo género, en menos de una hora se pueden sentir diversas influencias que oscilan desde el indie pop hasta el space rock, pasando por interludios cercanos a lo progresivo y con dulces melodías de saxofón.

De esta manera, y haciendo sentido al nombre, Humboldt crea un álbum conceptual en el que cada una de sus canciones cumple un rol estratégico y de distinta intensidad sonora. A continuación, el vocalista y guitarrista Christian Silva cuenta detalles de la segunda entrega de la banda.

¿Cuál es el origen del nombre del álbum?

El concepto busca definir la experiencia de un viajero que, por cosas del destino, queda atrapado en una dimensión que no conoce, en donde solamente le quedan recuerdos. Hay canciones que hablan desde el romanticismo hasta otras que lo hacen desde la rabia y la melancolía. Son un montón de emociones de una persona que se encuentra en un lugar desde el que no puede avanzar.

En este álbum se puede notar una gama de influencias más amplia que en su antecesor, ¿Fue algo natural o lo tenían planificado desde un inicio?

Veníamos de un disco (Gigantes) en donde tuvimos la intención de mostrar un sonido opaco y con un trabajo de guitarras de estilo vintage, tratamos de respetar eso durante toda la grabación. Atlas nació desde el ensayo y error, ya que empezamos a probar con nuevos elementos.

¿Cómo fue el proceso de grabación?

El proceso creativo duró cerca de un año y las grabaciones se hicieron en el estudio de Chalo González. Fue genial, porque él es la columna vertebral de Chile en términos de producción y grabación. También ocupamos muchas tomas que hicimos en nuestro home studio.

A primera impresión, pareciera que el disco es de una banda totalmente nueva…

De todas maneras, eso mismo me confirmaba Gonzalo hace un rato. Valoro cuando no hay miedo a hacer algo distinto, por eso admiro a artistas como Radiohead y Björk. Es mejor cuando hay propuestas nuevas.

¿Qué planean hacer después del lanzamiento en plataformas digitales? ¿Piensan promocionar el álbum en el extranjero?

Tenemos un buen pololeo (sic) con Argentina y Colombia, pero también queremos explorar y salir un poco de lo que veníamos haciendo. Estamos mirando México de manera particular,  creemos que tienen una audiencia abierta y  dispuesta a escuchar. Asimismo, queremos salir de Santiago y la quinta región para visitar el sur y el norte, aun tenemos una deuda pendiente con Concepción.