Por Bayron Castillo

Foto: Lollapalooza Chile

Tras una jornada exhaustiva de música y sol, la noche comenzaba a apaciguar la temperatura de los cuerpos, pero aún quedaba trecho en la primera jornada del festival. El dúo inglés Gorgon City puso la cuota de calma en el Perry’s Stage con una propuesta cargada al house más sintético, rozando la música de mall o de ascensor.

El plato fuerte del escenario fue Claptone, por lo que la presentación de la pareja no estuvo atiborrada de gente pero con un contingente no menor, hubo espacio para desplazarse sin problemas y eso se agradece.

Con una propuesta cargada de efectivas visuales y los habituales juegos de humo y fuego, los primeros quince minutos del dj set fueron bastante aburridos, de un edm bien insulso. Luego la presentación comenzó a tomar consistencia con un house bien envasado, pero altamente efectivo para los asistentes. Aun así, no hubo una mayor evolución en el set, jamás existió un relato construido a través de grooves, breaks, loops o samplers. Solo un extenso y agónico kick de 4/4 y predecibles dropouts.

A lo largo de la hora y cuarto que duró la presentación, el mood siempre fue estático, aséptico, salvo en un par de ocasiones en que parecía cambiar la situación, pero no se lograba llegar a puerto del todo. Subir el volumen a tope no es sinónimo de un show épico.

La presentación quedó al debe en cuanto a presenciar shows de calidad que propongan un atractivo para el público avezado a la electrónica y para los que no. De todas maneras, los asistentes poco y nada les importa eso, ya que ese escenario está creado para el goce y el baile de los que se conforman con lo mínimo.