Desde estar tocando la guitarra en uno de los grupos más peligrosos y famosos de la historia del rock, hasta crear una carrera solista llena de elogios y con rolas que han mantenido el estilo de vida del género en lo alto, siempre buscando más y más. Slash, ser de por sí icónico por su pose y simbólico sombrero desplegable (aún no hay respuesta clara de cómo se mantiene ahí) se ha insertado en la memoria de las nuevas generaciones, habiendo prestado su imagen para el videojuego «Guitar Hero 3» como un personaje del juego (y con batalla épica incluida) y también manteniéndose sólido como un músico comprometido a seguir avanzando.

La polémica ruptura de los Guns N’ Roses dejó a todos vacíos, era inexplicable que una banda con tanto éxito y llena estadios decidía dejarse apagar por las luchas del ego. Después de eso, la banda seguía activa pero con su cantante Axl Rose como el único miembro original, y siempre siendo objetivo de las críticas mixtas de tener la bandera del grupo en alto, sin ni siquiera pensar en sus ex-compañeros. Pues en ese sentido, se especulaba el futuro del resto de los miembros, y la verdad Slash estando en el mejor momento de su vida, aún así se abría a la nueva posibilidad de crear algo. Eso se puede observar en su colaboración con su amigo de infancia, y gran músico, Lenny Kravitz, en donde introduce al chico de los rulos con estilo en «Always on the Run«.

Ese solo era un vistazo a lo que de manera externa el guitarrista podía ofrecer, acá atreviéndose en un ritmo más funk rock, con variantes más de raíz y con él siendo el foco de atención cuando del solo de guitarra se trataba. Es ahí cuando en 1994, entremedio de esta crisis creativa y de poca comunicación entre amigos, que Slash decide formar un supergrupo de culto, que tomaría a su amigo militante de Guns, Matt Sorrum en la batería, y darle forma a Slash´s Snakepit, el primer paso del guitarrista para soltar su creatividad y propias creaciones. Sumando en un potente line up a Mike Inez en el bajo, y Eric Dover en la voz, fue tal vez una alineación que pasó un poco desapercibida en su tiempo, y tal vez la moción de rompimiento de una banda a la otra no favoreció mucho el panorama.

Igualmente dentro de los proyectos con el cual este sombrerero ha creado, este es uno de los más pesados y entretenidos que ha propuesto, y el ojo que pone al escoger a los músicos lo vuelve también un experto en lo que quiere sumar en su sonido. Los años pasan, y después de todo lo ocurrido post-guns, Slash nuevamente se encuentra en la necesidad de crear ideas o de pensar en grande, y es acá cuando el próximo escalón habló de juntarse nuevamente con su cómplice de crimen, Duff McKagan. Matt se suma a la fórmula con Dave Kushner en la guitarra rítmica, así agregando el ingrediente sorpresa al asunto: Scott Weiland en la voz.

La historia de Velvet Revolver es corta pero significante, no por algo también está dentro de la lista de supergrupos más influyentes que existió durante la década de los 2000, incluso teniendo premios y dando giras alrededor del mundo. Por muchos la recordada visita a Chile con Bad Religion teloneando a la banda en el año 2007.

Los demonios internos y pretendiente vuelta con Stone Temple Pilots hizo que Scott Weiland fuese despedido del grupo, esto acusando una falta de compromiso con los fanáticos de Velvet Revolver. Es ahí claramente que Slash debía tomar una camino en solitario que lo llevaría hasta donde está hoy parado, llenando teatros con su presencia y clásicos de todos lados de su carrera. Esta vez teniendo una exitosa discografía en compañía de un amigo que de hace mucho tiempo buscaba aliarse con el guitarrista para hacer un proyecto más comprometido. Es ahí cuando la carismática voz del vocalista de Alter Bridge, Myles Kennedy, entra como anillo en el dedo para lo que el rango vocal se refiere, dominando un barítono específico de algunas secciones, pero además con tonos altos que ningún cantante domina con facilidad hoy.

El próximo 10 de mayo Slash vuelve a Chile con Myles y The Conspirators para llenar el Teatro Caupolicán y entregar la intensidad del hard rock y sus grandes éxitos.