Por Bayron Ríos

Fotos por María Loreto Plaza de Bizarro prod.

Desde cuadras de distancia se podía encontrar el rastro de los miles de fanáticos de Bad Religion que pululaban a la espera de una banda muy querida por estos lares, en su séptima visita al país el conjunto liderado por el emblemático Greg Graffin dio una clase magistral de punk rock y consagrando una vez más el inquebrantable vínculo con el público local, que lo dejó todo en la cancha.

Cuando comenzaban a quedar pocos minutos para el inicio del show y el Teatro se llenaba rápidamente, un par de fanáticos más alocados comenzaron con la misión de lanzarse desde platea baja hacia cancha. Aunque algunos lograron su cometido, muchos quedaron en lista de espera debido al bloqueo por parte de los guardias de seguridad, pero en unos minutos más esta situación sería la tónica de casi toda la jornada.

Con las luces apagándose a las 21:10, Bad Religion aparece en escena con un Caupolicán que se venía abajo, iniciando el show con “No Defense”, desatando una batalla campal en cancha mientras decenas de fanáticos lograban el cometido de saltar desde el segundo piso hacia abajo. “Against the Grain” fue el primer golpe de la noche, la velocidad en la batería de Jamie Miller orquestaba el mosh que se producía en frente de la banda, pero sería con “Past is Dead” la que se robaría la atención de todos cuando desde el mismo circle pit prendieron una bengala, iluminando en un fuerte rojo toda la cancha mientras corrían alrededor con ella.

“Anesthesia” se vivía a concho en el pit, al igual que la emocional “Wrong Way Kid”. Ya con “We’re Only Gonna Die”, el stage diving le daba la bienvenida a los que alcanzaban a esquivar la seguridad apostada en el escenario. El descontrol de la gente en “Infected” fue una de las postales más hermosas de la noche, con fanáticos que seguían tirándose para abajo, saltando desde el escenario y con toda la masa saltando al ritmo del coro de la canción.

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Otro momento que simplemente fue echar bencina al fuego se vivió con una tripleta de clásicos: “No Control”, “Do What You Want” y “Recipe For Hate”, tremendos temazos que pertenecen a la época dorada del conjunto. La potencia con la que sonaba el grupo hacia retumbar a todo el teatro, en especial con “Fuck Armageddon… This is Hell” y “21st Century (Digital Boy)”, que fueron coreadas por todo el mundo.

En “Sorrow”, un fanático alcanzó a esquivar la seguridad del escenario y logró terminar abrazando a Jay Bentley.  La clásica “You” era recibida con otra bengala más en el mosh pit, mientras que “Punk Rock Song” ponía cierre al set principal de la noche.

Tras un par de minutos tras bambalinas, el conjunto regresa al escenario con Greg agradeciendo al público pero es interrumpido por un fan que se acerca a abrazarlo, pero es quitado del medio por la seguridad y con el cantante señalando que está borracho, en un agraciado español, soltando la risa del público. Tras la anécdota, Bad Religion comienza con los acordes de “Generator”, máximo himno dentro de la discografía de los californianos y que desató la locura total de los fanáticos, con más de uno invadiendo el escenario. Otro hit que faltaba para darle broche de oro a Bad Religion en Chile, fue “American Jesus” con la peligrosa maniobra de un fan entregando una bengala desde platea baja hacia cancha, la cual fue tomada y echada a correr al ritmo de la canción.

El breve repaso instrumental al coro de “The Boys Are Back in Town”, original de Thin Lizzy, marcó la despedida del primer día de la fecha doble que tendrán los estadounidenses en nuestro país. Bad Religion traspasa generaciones y se confirma en cada visita a nuestro territorio, en donde cada vez se ve más sangre nueva entre los fanáticos; los años no pasan en vano para una de las grandes bandas del punk rock, continuando más vigentes y certeros que nunca.