Por Bayron Ríos

Fotos por Francisco Aguilar – Spider prod.

Eran uno de los grandes nombres para la parrilla rockera del primer semestre durante el 2020, la ansiada visita de los ingleses Tesseract se esperaba para los primeros días de abril, pero la pandemia quiso otra cosa. Toques de queda, mascarillas y enclaustramiento a nivel mundial, el resto es historia.

Pero la vida siempre da segundas oportunidades y luego de tres años de espera, el conjunto oriundo de Milton Keynes aterrizó con un show pulcro, demoledor e incendiario, saciando todas las expectativas del público y estos a su vez confirmando que el suelo nacional es fértil en materia metalera.

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La jornada comenzaría pocos minutos antes de las 20 horas con los nacionales Desire of Pain, banda que cultiva el death metal melódico pero que sin dudas fue el aperitivo correcto para la velada. El quinteto liderado por Sebastián Silva, demostró con creces su categoría dentro de la escena, aunque a momentos se perdían las guitarras o el teclado por la acústica del Club Chocolate, la banda entregó un potente show lleno de matices sonoros, cambios de ritmos y brutales blast beats, destacando Memorias Olvidadas, que será parte de su próximo trabajo, Semper y Vértigo, que incluyó una sección de saxo que le impregnaba un carisma a la canción.

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Una vez finalizada la presentación de los nacionales, vendría el esperado turno de Tesseract con Daniel Tompkins a la cabeza. Los fuegos se iniciaron con la tripleta “Of Matter”, suite dividida en “Proxy”, “Retrospect” y “Resist”, canciones que desataron la locura entre los fans y con una banda que se notaba bien a gusto con la reacción del público.

“Simle” fue una de las más coreadas y con los primeros circle pits de la jornada. Punto aparte para la performance de Tompkins, manejando por completo el escenario con delicados pasos de baile que se entrelazaban al ritmo de Jay Postones en batería. Sumado al look del vocalista totalmente alejado del estereotipo metalero, cayendo en gracia por su desplante y buena onda al público.

Uno de los momentos más esperados fue la interpretación de manera íntegra de “Concealing Fate”, obra magna del conjunto que se divide en 6 partes y que asciende casi a la media hora de duración, en donde hicieron gala de todo el tecnicismo propio del género, metal progresivo en este caso, con Postones, Tompkins y Amos Williams en bajo, siendo la tripleta perfecta de la ocasión.

Aunque a momentos podía caer en la monotonía sonora, el histrionismo de Tompkins y la hipnótica figura de Williams encandilaban todo pensamiento intrusivo referente al show, con la promesa de regresar al país con un nuevo disco bajo el brazo, los ingleses hicieron validar su categoría a lo largo de 17 canciones en un demoledor show que se sintió corto y que dejaron a muchos con ganas de más. Pero esas ganas quedarán atrás con la segunda presentación del conjunto, esta vez en el marco de Cl.Prog, nuevo festival que tendrán en sus filas a Soen y Alcest como las mayores atracciones. Tesseract se ganó un puesto dentro de la infinita relación entre el metal y el público nacional.