Por Claudio Miranda

Obviemos la espera de 2 años y contemos el tiempo que hubo desde el lanzamiento de In the Nightside Eclipse (1994). Son poco más de un cuarto de siglo los años de espera para toda una generación que vio en Emperor la quintaesencia de Black Metal en su mayor expresión musical. Un catálogo de “apenas” cuatro LPs, pero con una influencia que ha sido capaz de superar incluso las barreras estilísticas. Y con toda razón, si los de Notodden apuestan desde sus inicios a un despliegue musical y sonoro que se mantiene más llameante que nunca en el corazón de sus dominios nocturnos.

Vilu 56
Juan Kattan – Ruta Rock

Es casi imposible catalizar en palabras las emociones de una noche histórica, con el Caupolicán a tablero vuelto y la catarsis de los fanáticos en toda su forma. Cómo iba a ser de otra forma, si incluso asumimos de antemano que sería LA ocasión de ver en acción por estos parajes a los magos negros. Como fuera, pero la espera lo valió, incluso con las bajas temperaturas en la capital haciéndose sentir con la misma bestialidad que el black metal nórdico más puro.

Vilu 17
Juan Kattan – Ruta Rock

Abriendo el histórico Sabbath de anoche en el recinto de calle San Diego, el combo nacional Vilú aportó con una dosis de espectáculo e ira extrema de nivel sobresaliente.  Un repertorio acotado pero contundente basta para echar abajo todo y aquí no escatimamos palabras al respecto. La solidez en el directo, la fuerza descomunal con que las voces y las guitarras se imponen con autoridad ganada a pulso, son necesarias a recalcar cuando la diferencia de estilos con el acto principal se reduce a eso, una diferencia.

Emperor 76
Juan Kattan – Ruta Rock

De su ópera prima Uden Vilú -editado a finales del año pasado-, uno a uno fueron cayendo bombazos de la talla de “Victims of Life”, “Vilú” y “Black Fire”, todos trallazos de una brutalidad incendiaria, a la altura de la personalidad con que sus integrantes salen a matar o morir. A destacar “Con Fuego” y su magnánima intro con trutruca, el fiel reflejo de identidad por parte de una agrupación que eleva hasta lo más alto la ira extrema de una tierra que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida. Como Alonso de Ercilla en su épica “La Araucana”, Vilú lo pone en práctica a través de sus propias armas, y con una categoría que nos habla de un presente tan auspicioso como lo que puede ser el futuro. Un aluvión de metal extremo nacional, literalmente hablando.

Emperor 83
Juan Kattan – Ruta Rock

Poco más de 50’ de espera y con el público de platea pasándose a cancha, basta para calentar el ambiente y terminar con la larguísima espera. Y así es como a las 20:54, previa pista de intro ceremonial, el arranque con “In the Wordless Chamber” -del último “Prometheus: The Discipline of Fire & Demise (2001)– nos lo dijo todo. ¡Por fin!, Emperor en suelo chileno y echando fuego en el escenario con la maestría que los caracteriza desde sus inicios. Maestría musical, la que les valió ganarse un sitial de honor en el olimpo del metal. De inmediato, y tras el primer saludo de Ihsahn, “Thus Spake the Nightspirit” aparece como el primer gran clásico de una noche álgida hasta los huesos.

Emperor 58
Juan Kattan – Ruta Rock

Mencionábamos la musicalidad de Emperor como su sello distintivo, y así lo podemos corroborar en acción, con Ihsahn y Samoth en el ataque guitarrero, respaldados en retaguardia por el histórico Trym Torson en batería y el eximio bajista Secthdamon, quien es el socio de todos al momento de girar. Por supuesto, no podemos omitir el vital rol de Jørgen Munkeby en los teclados, el gran responsable de los arreglos sinfónicos con que la niebla mortuoria de Emperor nos sumerge en su anochecer sin fin.

Emperor 105
Juan Kattan – Ruta Rock

Ensorcelled by Khaos”, “The Loss and Curse of Reverence”, “The Acclamation of Bonds” y “With Strenght I Burn” -el grito de Ihshan al inicio, lo vale todo para echar abajo el lugar-, pertenecen al fundamental “Anthems to the Welkin at Dusk” (1997) y se nota a kilómetros la importancia que tiene para Emperor y el desarrollo de sus integrantes como músicos de alta factura. No se malentienda, aquí hay algo que va más allá de virtuosismo y pirueta, y tiene que ver con su rasgo de unidad artística. Música envolvente y ambiciosa, de la mano con ‘melodías’ tan certeras como obligatorias al momento de ser cantadas por el público. Sí, son esos momentos de comunión los definitivos en una muestra de ensueño y pesadilla.

Por algo es que “Curse You All Men!” tiene su espacio merecido en el repertorio. El único rescate de IX Equilibrium (1999), y de los más absolutos al momento de apreciar las calidad sonora y musical de Emperor. Y si la centrífuga humana ya tomaba proporciones más que amenazantes, la tirada dedicada al supremo In the Nightside Eclipse no hizo más que expandir su poder destructivo. Pegadas y casi sin pausa salieron a desfilar “Towards the Pantheon” y “The Majesty of the Nightsky”, con Ihsahn exigiendo sus pulmones a nivel sobrehumano, mientras Jørgen Munkeby, además de su tremenda labor en los teclados -como dato, socio de Ihsahn en su carrera solista- aprovecha de prender al público. De inmediato, “I Am the Black Wizards” e “Inno A Satana”, terminan por hacer lo mismo que en sus versiones en estudio: cortarle la yugular al mundo, de una pasada. Himnos de vida y, sobretodo, muerte. La misma muerte que representa el culto a la noche, donde la luz del sol apenas se asoma para contemplar los vestigios de un ritual de maldad y locura.

Emperor 17
Juan Kattan – Ruta Rock

En medio de la ovación máxima, y con el intermedio «Opus A Satana» de fondo,llegamos a la recta final con «Alsvartr (The Oath)» y «Ye Entrancemperium«, con todo el recinto en llamas y entregado a las fauces de un conjunto que dispara ráfagas de música extrema y buen gusto como en sus años dorados.Y para el remate, una psicótica versión de «Cosmic Keys to My Creation & Times«, la cual nos remonta precisamente a los días del EP homónimo (1993), por lo que la emoción y las lágrimas son incontenibles. Es entendible que afloren estos sentimientos, pues Emperor es una agrupación que siempre se mantuvo fiel a sus raíces, al mismo tiempo que daba el paso adelante en cada producción. Algo que muy pocos pueden lograr a ese nivel, sobretodo en un género tan estricto como el black metal. O al menos, eso parece.

Emperor 34
Juan Kattan – Ruta Rock

A la hora del repaso, de todo lo que hemos reporteado, es menester resaltar la maestría de Emperor como músicos avezados. En especial Ihsahn, cuyo catálogo en solitario resulta una delicia para todo melómano declarado, incluso fuera de los terrenos ligados al metal. Así como su compañero de ruta Samoth -ambos fundadores sobrevivientes-, resulta maravilloso lo que el black metal como expresión artística puede provocar como tal, sin necesidad e saborizantes y con la mejor música como valor integral. Por estas tierras al menos, la única referencia que teníamos era el clásico VHS Emperial Live Ceremony (2000), un registro tan apabullante y glorioso que el sueño de verlos en vivo se volvió más latente con el paso de los años. Y así como el propio Ihsahn lo expresa al final del show -«you’re amazing», nada más-, el sueño se volvió realidad gracias a quienes estuvimos ahí dándole, incluso en plena emergencia sanitaria.

¿Podemos pensar en una próxima visita? Se ve complicado, aunque sí podríamos visionar un regreso de Ihsahn en solitario, y razones hay de sobra. Por ahora, mejor quedarnos con el grato recuerdo de un ritual puramente nórdico en el último rincón del globo, donde el atardecer es un sentimiento bienvenido. Los magos negros y su espíritu nocturno nos envolvieron en su imperio de hielo y fuego, y eso basta para los registros. Emperor vino, vio y venció, en un trance de heladas cortantes y emociones ardientes.