Emergencia Independiente: Amalgama – Niño Títere

NIÑO TÍTERE

Desde el año 2016, Pablo de la Barra (Guitarrista) e Ignacio Gallegos (batería) se juntaban a jammear ciertas ideas con otro amigo en común, en donde vieron que todo fluía y se compartía una química excelente al momento de sortear ideas propias musicalmente. Al mismo tiempo, Pablo conoció a Gustavo Albornoz (Guitarra y voz), en donde se juntaron  a disfrutar unas buenas piscolas y una borrachera especial, claramente entre ataques de delirio musical y positivismos falsos que una cantidad enorme de tragos ocasionan, pues la frase inicial para darle comienzo a este proyecto fue inminente: «Puta, demósle po«.

Había ya un comienzo, pero faltaba una pieza en el rompecabezas de estos jóvenes músicos con aspiraciones de sacar el soñado primer ep o disco, cosa que muchas bandas de la región buscan, pero que a veces por los sesgos o barreras, terminan botando. Un día, Gustavo conversó con un amigo en común, de nombre Benjamín Toloza, conocedor de música y también amigo de varios músicos de la región. En donde, en búsqueda de un bajista, pues el nombre que salpica en la boca de Benjamín es uno solo: Francisco Galleguillos (bajo).

Solo bastó un ensayo para que Francisco (o como le dicen con cariño, Panchito) sacará cinco líneas de bajos perfectas, y hacer que Ignacio dijera la frase que sellaría la estadía  de él dentro de la banda: «Que hijo de puta weon«. Y es ahí que habiendo sido la oportunidad, que en el 2017 el grupo obtiene su actual alineación. Al principio, jugando con la falta de nombres y típica búsqueda identitaria (al comienzo se llamaron Por Mientras), pues el nombre que les pegó y ha dado reconocimiento en la escena, ha sido el de Niño Títere, grupo que obtiene sus sonidos en influencias de grupos como Fother Muckers, Red Hot Chili Peppers, Arcade Fire, Arctic Monkeys, Kings of Leon, Deftones, El Mató a un Policía Motorizado y muchas a la interpretación de sus oyentes.

Y de ciertos sonidos, pues el primer trabajo de estudio grabado en los estudios de Soundfamilia en Villa Alemana, tenía que tener un título que abordara todo sin ser específico. Amalgama se llama este EP, en donde una iguana se muestra dividida con diferentes colores en su interior, y con una sensación juvenil de imagen.

AMALGAMA

Juvenil y de calidad, trabajos como este últimamente han ido tomando fuerza desde el puerto. Cómo no esperar una manifestación con esas matices e ideas, si desde que la autogestión se convirtió en una manifestación de surgimiento, muchos de los trabajos que han aparecido sorprende por estar escondidos tocata tras tocata. Como una carta sorpresa, Amalgama es justamente el título apropiado para lo que una banda como Niño Títere tiene en su mezcla de influencias y letras honestas, que no necesitan pretensiones poéticas ni menos profundas. Gustavo logra tener un tono reconocible a la distancia, que es adherente a una manera de escribir muy cotidiana y llena de frases chilenas que no necesitan ser doble lecturas. Sumérgete es una de las canciones con más alcance en esta arista, con una sección instrumental llena del funk rock más ácido y rebelde, comienza a narrar de manera exhaustiva los millones de problemas sociales alrededor del mundo con samples sacados de matinales, noticias insólitas y declaraciones de diversas figuras populares, políticas y demases. Es una muestra de descontento muy bien aplicada en la movida sensación de baile y vacile que la canción transmite. No pierde su esencia ni su mensaje.

El gusto por crear canciones con coros pegajosos y una genuinidad pop permiten que el disco tenga también ideas muy originales, como también obtenga guiños a influencias citadas anteriormente en la introducción. Es de esas aristas importantes que pocas bandas logran concretar, y es que si tomamos por ejemplo Desierto en Blanco, las críticas y visiones del mundo se ven disfrazados por melodías que logran crear el juego ideal para bailar y vacilar, cuando la temática está siendo otra. Pero no solamente es la irreverencia o el presente bajo con el cual las secciones de jam van siendo enriquecidas por la sinergia innata de sus integrantes, también es la sensibilidad encontrando espacios en donde cubrirse con su manta en la soledad, de la manera más comprensible posible. Por ejemplo, esas cálidas guitarras y ritmo sensual en Trato habla de una búsqueda interna que es acompañada de un blues-funk más cuadrado y preciso, pero con la simpleza siendo el principal auge de su manifestación.

La producción, bajo la mano de los villa-alemaninos de SoundFamilia, logra captar estas riquezas musicales orgánicas que están perdidas durante estos últimos años en la música nacional. El bajo marca un presencia retumbante de parte de Francisco Galleguillos, con una batería que es una fiel viajera de estos relatos llenos de anécdotas y facetas juveniles, marcadas por el pulso groove de Ignacio Gallegos. Gustavo Albornoz, retrata una mente que busca las palabras menos formales cuando de una situación humorística lo amerita, como también busca ser más poético en instancias como las de Historia de un Cazador, donde es bello en soltura de sus emociones más profundas. Pero la porción que se roba la película en las cuerdas de 6 cuerdas es la ejecución funk rock de su guitarrista, Pablo de la Barra, quién adorna con notas que se vuelven un colchón en una narrativa jam que cobra vida por su versatilidad y sensibilidad. Su punto alto, en donde él decide tomar el micrófono por asalto, es Dime, donde con un tono mucho más grave y grunge (por así decir), entrega un desplante vocal con potencia y dedicación.

Si Sumérgete es un muy buen opener track, pues pasa que Termodinámica es por lejos, el mejor tema en duración y recopilación de sonidos indelebles como los del indie y la psicodelia. Es un tema completo, con una alma colectiva que se percibe cohesionada por un conjunto de ideas que logran encontrar su catarsis. El tramo final, es un despliegue que-personalmente- tiene una transmisión especial. Es ahí cuando el talento y la historia de sus vidas, logra crear su propio soundtrack, con una letra que es divertida y romántica en el sentido más parodia, con guiños a la cultura popular y vocabulario coloquial que lo hace más cercano.

Amalgama es de un consumo rápido, y que logra ser fácil de digerir en el bien de todos los sentidos. No hay tema que se te escape, o que quieras saltarte, eso debido a que la fórmula aplicada, contiene buenas estructuras para ser temas hit o radiales del pop-rock más trabajado, que logran ser encantadores, como también rebeldes. Tal vez es esa imaginería en la que su portada muestra a un Camaleón partiéndose en tres, y no soltando ningún color. Esas pieles son las que terminan creando un disco entretenido, digerible y muy bailable.