Por Ignacio Bataller
Explorar la trayectoria de una banda como Simple Minds puede parecer una tarea monumental, pero, como dice el cliché, siempre es mejor comenzar por el principio.
Su álbum debut, «Life in a Day«, lanzado en 1979 bajo el sello discográfico Zoom, es el punto de partida ideal. Con una duración de 43 minutos y 10 segundos, este trabajo reúne los primeros diez temas de la legendaria carrera de estos escoceses.
Desde los primeros acordes de «Someone,» la canción que abre el disco, queda claro que la banda ya tenía un estilo propio. Una mezcla poderosa de post-punk y new wave, marcada por riffs de guitarra que dominan gran parte de las composiciones.
Aunque estas características los acercan al rock, las canciones conservan una esencia bailable, encajando perfectamente en el contexto de una fiesta ochentera de pop.
Entre las sorpresas que ofrece el álbum, destaca el quinto tema, «Pleasantly Disturbed«. Con casi ocho minutos de duración, es la pieza más extensa del disco y un claro guiño al rock progresivo.
Este cambio de estilo enriquece la experiencia del álbum y anticipa la versatilidad que Simple Minds exploraría en trabajos posteriores. En esta canción, se aprecia el rango y la calidad individual de los integrantes, así como su habilidad para funcionar como una unidad sólida.
Este disco deja en evidencia que, liderados por Jim Kerr y Charlie Burchill, Simple Minds es mucho más que «la banda de una película.» Algo que el público chileno podrá confirmar el próximo 29 de abril en el Movistar Arena. Compra tu entrada vía Puntoticket.