Por Bayron Ríos
Fotos por Juan Kattan – @kattan.ph
Nombre clave dentro del movimiento gótico local, Lacrimosa regresó una vez más al país luego de cuatro años de ausencia. Y es que los alemanes ya tienen una relación bastante cercana con Chile, en sus ya 10 presentaciones en suelo nacional, el vínculo se fortalece más y más entre Tilo Wolff y compañía con los fanáticos locales, y su presentación en el Teatro Coliseo no fue la excepción.
La larga fila por poder entrar afuera del Teatro Coliseo, ya auguraba que sería una jornada intensa. Desde góticos clásicos a metaleros comenzaban a rellenar rápidamente el sector de cancha, incluso para el momento en que comenzó el acto de apertura, con los nacionales Dead Christine, el contingente de los de negro ya tenía casi la mitad del área llena.
Lo de Dead Christine fue un rotundo acierto, el proyecto de Cristina Forno se reinventó por completo y dio un giro de calidad hacia los sonidos más oscuros y atmosféricos. Con una reminiscencia a Siouxsie Sioux, Forno interpretó parte de lo que será “Stregheria”, su nuevo trabajo de estudio tras siete años de silencio musical, canciones como “Heavy Rain”, “Silence” y “Träume”, cautivaron por completo a un público diametralmente opuesto en cuanto a estilo musical. Entre aplausos, gritos pidiendo una canción más se despidió la artista nacional, en lo que fue la primera sesión de hipnotismo de la velada.
El plato principal de la jornada ya se acercaba, con la puntualidad de un reloj suizo (20 horas en punto), las luces se apagaron y comenzó a sonar “Lacrimosa Theme”, canción que sirve de introducción para los shows de la banda. Así se fueron asomando Yenz Leonhardt en bajo, Julien Schmidt en batería y Henry Flyman en guitarra desatando la gritería por parte de los fans, más aún cuando aparecieron los emblemáticos Anne Nurmi junto a Tilo Wolff, quienes comenzaron de inmediato con “Schakal”. Si bien hubo unos problemas menores con el micrófono de Wolff que no sonó bien en un principio, estos fueron solucionados rápidamente.
Los clásicos se ponían a la orden con “Lichtgestalt”, canción que fue coreada de principio a fin, al igual que “Alleine zu Zweit”, que se engrandecía con un cuidado juego de luces. La banda también mostró parte de lo que es su última placa de estudio, “Leidencshaft” (2021), trabajo por el cual se encuentran girando en Latinoamérica, siendo “The Daughter of Coldness”, interpretada por Nurmi, la primera muestra del disco en promoción.
Uno de los puntos altos de la jornada se vivió con “Nach dem Sturm”, canción de impronta épica y con la cadencia habitual del rock gótico que cultiva Lacrimosa, destacando el tono celestial de Anne Nurmi en los coros y el juego de guitarras entre Wolff y Flyman, haciendo prácticamente aullar cada uno a las seis cuerdas. Un momento de absoluto trance musical creado por los alemanes.
La banda sonó en todo momento con un sonido muy cristalino, cada instrumento y voces con el ajuste preciso desde la consola, y esta pulcritud sonora se reflejó en canciones como “Führ mich nochmal in der Sturm” o “Celebrate the Darkness”.
Los guiños a su especial vínculo con el público hispano parlante se materializaban en “Ich verlasse heut’ dein Herz”, cambiando la letra a un “porque te quiero” en vez de “da ich dich liebe”, desatando la euforia en los góticos presentes. “Alles Lüge” nuevamente traía el karaoke masivo, mientras que en “Liebe über Leben” los fanáticos sacaban unos corazones en blanco y negro, en una acción organizada por el fan club nacional de la banda.
“Rote Sinfonie” le puso punto final al set principal del concierto, con el conjunto abandonando el escenario entre vítores, aunque rápidamente volvieron para el primer bis de la noche con “Apart”, canción interpretada por Nurmi y secundada por el marchante bajo de Leonhardt. En “Durch Nacht und Flut”, Wolff se mostraba más cercano al público recibiendo una bandera chilena y coronando el cierre del encore con todo el Coliseo cantando la parte en español de la canción.
El segundo bis se iniciaba con la gótica “Flamme im Wind”, llevada hacia el final a un mood más rockero para luego cerrar con “Der Morgen danach”, continuando con un tercer bis con la potente “Copycat”, cerrando así su décima presentación en Chile.
Lacrimosa se plantó con un show sólido musicalmente, demostrando su jerarquía de años como uno de los números más importantes dentro del rock gótico a nivel mundial, aunque quedaron al debe en cuanto al material de apoyo visual, lo que prima en estos cultos es la devoción que provoca la música en los feligreses, como si de una misa oscura se tratase. Y aquí en Chile, los de negro una vez más se acercaron a rezarle a una de las grandes catedrales musicales góticas del mundo.