Gavin Rossdale nunca ha dejado atrás sus metas, cada vez deja más claro que para él, un proyecto como Bush tiene una connotación no menor dentro de sus pares norteamericanos del rock alternativo, como también lo irreverente que se vio su grupo por ser una banda de «grunge británico» en pleno apogeo del britpop.

No es solamente el mantener viva la llama de un sonido que impactó a la cultura pop en la primera mitad de los 90s, también es la lucidez de decidir si estancarse en un sonido de nostalgia, o avanzar tomando los mejores recursos y referencias para seguir creando. «The Kingdom» demuestra una faceta que se ve a la banda abrazando un sonido oscuro y pesado, con una clara oda en partituras o secciones de guitarra que nos recuerdan al espectro de Black Sabbath, como también en los efectos de pedales, tenemos grandes intentos de sonidos brillantes como los de A Perfect Circle.

Desde que la banda tuvo cambio de integrantes en su historia, siendo Gavin el único original en su formación desde el principio, pues han sabido muy bien el surcar entre otros espectros, y atreverse a ponerse más densos en ocasiones en comparación a sus raíces. Hay canciones con tintes asesinos y misteriosos en esta nueva etapa, como en «Bullet Holes«, aparecida por primera vez en los créditos de la exitosa «John Wick 3: Parabellum«, que con un bajo denso y riffs más pesados, tenemos una de las canciones más pegajosas y construidas del disco. Es un cambio de piel y que en la temática cinematográfica de su origen, cumple con ser una búsqueda interna frente a los rastros del pasado, y del marcapasos personal al tomar decisiones.

«Ghost in the Machine» es un ejemplo de como crear atmósfera con intensidad, y es que los músicos nuevos que acompañan a Rossdale logran crear pasajes que para el sonido de Bush, calzan totalmente con su concepto de un reinado. Un reinado que en su interior rige por algo mucho más doloroso y bipolar, con sus grises, blancos, negros y todas sus problemáticas interesantes. Acá se habla de los claros desastres naturales respecto al calentamiento global.

«Send in the Clowns» es una alusión a la rebelión, él como la comodidad puede ser peligrosa si es que frente a injusticias nos quedamos callados, además de tener la pinta de ser la más cercana al sonido clásico del grupo en el pasado, con mayor potencia grunge.

Entre el balance de la novedad y el origen, tenemos siempre un espacio para escuchar un track en donde Gavin y la guitarra sean siempre uno con una multitud, ese puesto lo toma «Undone«, que nos puede hacer recordar clásicos como «Glycerine» en sus años de oro. Para esta parte del disco tenemos claras vueltas a su sonido noventero las cuales están bien adecuadas al rock moderno, como en «Flowers on the Grave«, la que comienza el álbum, o la homónima, la cual contiene más adrenalina inyectada para hacer más arriesgada una escena de persecución. De alguna manera hay una línea conceptual de la cual se afirma.

Ya con temas como «Blood River» podemos ver un gran avance sonoro en la historia de esta agrupación que ha tenido éxito en sus últimas presentaciones al agotar recintos, en donde a principios del año pasado pudimos ver como esa energía se mantiene a seguir buscando inspiración en temáticas que son relevantes. También no se deja de lado el tinte personal, pero acá predomina la garra de un guitarreo bien trabajado.

«Quicksand«, «Our Time Will Come» y «Crossroads» logran crear un equilibrio importante entre nostalgia y un hard rock más centrado en sus efectos, a lo que más tarde en el final con «Words Are Not Impediments» y «Fading Away» trae un gustito excelente para los fanáticos más fieles.

«The Kingdom» es un disco sólido que hace realzar el nombre de Bush dentro de toda la duda y crítica que le hizo en sus época, una que en su camino ha sabido sobrevivir y estar relevante en las tradicionales listas billboard de rock mainstream. Mantiene su bandera en alto, demostrando que Gavin y compañía están más motivados que nunca, mostrando un lado mucho más fijado en producción mezclada de narrativa, adecuada a estos tiempos turbulentos.