Por Andrés Cornejo 

El fanatismo por la música japonesa en Chile no deja de crecer. Desde la presentación de Hyde en el Teatro Caupolicán hasta los próximos conciertos de Boris e Ichiko Aoba en noviembre, todos estos shows arrasan en ventas y generan altas expectativas. Así fue como Lamp, una banda que ha ganado notoriedad gracias a las redes sociales, conquistó anoche la Región Metropolitana en lo que marca su primer paso por Sudamérica.

Y el éxito era de esperarse. Actualmente, nuestra ciudad es la segunda que más escucha a Lamp según Spotify, lo que los llevó a planificar originalmente su show en el Teatro Coliseo. Sin embargo, debido al éxito en ventas, este se trasladó al Caupolicán. La relación de los chilenos con Lamp es especial: su música ha sabido traer luz tanto en los días lluviosos de invierno como en las tardes primaverales y anoche se sintió su cálida luz en todos los rincones del recinto.

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Desde las primeras notas de piano en <<Hatachi no Koi>> se produjo una conexión inmediata: el público, a pesar de la diferencia de idiomas, podía tararear las melodías y seguir el ritmo de los instrumentos. El trío conformado por Kaori Sakakibara (piano y voz), Yusuke Nagai (guitarra y voz) y Taiyo Someya (guitarra y voz) sentía el cariño del público y lograba mantener un ambiente íntimo gracias a la delicadeza de temas como <<Hirogaru Namida>>.

Sin duda, la integrante que se llevó todas las miradas fue Sakakibara, quien hipnotizaba al teatro entero cuando tocaba la flauta o hacía segundas voces. A pesar de estar resfriada, no flaqueó ni una sola vez en la voz. Fue también quien recibió más regalos del público, incluyendo bolsos y una bandera chilena.

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Los demás músicos también brillaban, en especial los percusionistas que acompañaban a la banda, quienes enriquecían el ambiente musical con bongós, trompetas y campanas que lograban reproducir el sonido fidedigno de las grabaciones de Lamp. Incluso se daban el gusto de soltarse e improvisar en los temas más jazzeros de la banda, como <<The Night Squall>> y <<Sanchiko>>.

Pero sin duda, el momento más emotivo de la noche llegó con <<For Lovers>>, la bella placa que catapultó a Lamp a la fama y que sigue siendo uno de los temas más queridos por sus seguidores. Con su guitarra acústica en mano, Yusuke Nagai tomó el protagonismo del escenario y, con una interpretación cargada de sensibilidad, logró conmover a todo el teatro.

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Tras un pequeño encore, los percusionistas en el escenario realizaron una improvisación vibrante que sirvió para encender nuevamente al público, marcando el pulso de lo que sería el gran final. Entre risas, aplausos y gritos de emoción, los integrantes de Lamp regresaron al escenario para despedirse con <<Last Train at 25 o’clock>>, una de sus canciones más emblemáticas. Desde el primer acorde, el teatro entero se transformó: la gente saltaba, tarareaba y se dejaba llevar por la energía luminosa que emanaba del trío japonés. Fue un momento de comunión total, donde el sonido del público y la banda se fundieron en un solo sentimiento de alegría.

Un cierre de oro para una música cálida que trajo alegría, confort y luz a esta noche primaveral, dejando en cada asistente la sensación de haber sido parte de algo profundamente humano y hermoso, una velada que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.