Por Ignacio Bataller
Fotos por Juan Kattan – Kattan.ph
Con algunas dificultades, llegó una nueva edición del festival de metal más grande de Chile. Siete destacadas bandas nacionales y siete internacionales fueron las encargadas de dar vida a esta tercera versión del The Metal Fest, que renació tras la pandemia. Ya desde antes se sentía un aire agridulce: en 2024 el evento fue de dos días, pero para este año se anunció el regreso a un solo día. Luego, las bajas ventas llevaron a una reducción en el espacio destinado a las bandas internacionales dentro del Movistar Arena, y comenzaron a circular rumores sin nada oficial aún—de que esta podría ser la última edición de esta segunda etapa del festival.
Aun con todas esas adversidades, el The Metal Fest 2025 fue un éxito. Las zonas de descanso, comida e hidratación funcionaron bien, y tanto los horarios como el sonido de las bandas se respetaron a nivel profesional. En el escenario dedicado a las bandas nacionales, el público respondió con entusiasmo ante presentaciones de Terminal Prospect, Diametral, Boa, Nimrod, Squad, Poema Arcanus y Nuclear. La variedad de estilos fue un acierto, ya que ofreció algo para todos, manteniendo el escenario siempre con buen público.
El escenario dedicado a las bandas nacionales, bautizado como Hell Stage, mantuvo un sonido sólido y constante durante toda la jornada, algo que incluso superó por momentos al escenario principal dentro del Movistar Arena. Cada presentación fue un punto alto por sí solo: desde la energía inicial de Terminal Prospect, pasando por la solidez de Boa, hasta el cierre demoledor de Nuclear, todo se vivió con un nivel de sonido y performance que no solo estuvo a la altura, sino que superó lo visto en ediciones anteriores del festival en cuanto a representación local.
Dentro del Movistar Arena, a pesar del espacio reducido, el escenario principal conservó esa energía que hace sentir que tocar ahí importa. Y así lo hicieron notar las bandas y el público. A las 13:45 abrió Nile con su death metal técnico. La banda de Karl Sanders, en plena gira promocional de The Underworld Awaits Us All, repasó también clásicos como To Strike With Secret, Sacrifice Unto Sebek y Defiling the Gates of Ishtar. La actual formación demostró una destreza brutal aunque no con el mejor sonido de todos. Sin pausas entre temas, fue como recibir golpes constantes: una muralla de sonido que hizo temblar el Movistar Arena desde temprano.
Luego, a las 15:10, fue el turno de una banda muy querida por el público chileno, algo que quedó claro desde el primer momento en que subieron al escenario: los canadienses Voivod. Con más de 40 años de trayectoria, llegaron con un legado enorme que se reflejó en su selección de canciones. Temas como The Unknown Knows, Condemned to the Gallows y Nuclear War marcaron un recorrido por las distintas etapas de su sonido, desde lo más thrash hasta lo más experimental y progresivo.
Esta presentación fue el primer gran punto alto del festival. La conexión con el público se mantuvo viva durante todo el show, con canciones que, a pesar de los años, la banda hizo sonar frescas y potentes. El ambiente se tornó casi hipnótico, a pesar del ritmo rápido de los temas, y mantuvo a todos los presentes totalmente cautivados. Voivod demostró por qué los géneros que fusionan son algunos de los más valorados por el público metalero chileno.
A las 16:35, el tono cambió radicalmente con la aparición de Paradise Lost, que trajo el toque más gótico y oscuro al festival. Aunque se encuentran próximos a lanzar un nuevo disco titulado Ascension, el setlist se enfocó, como en el caso de las bandas anteriores, en recorrer su amplia discografía. La agrupación liderada por Nick Holmes bajó la velocidad, pero no la intensidad. Su doom gótico, ejecutado con precisión y solidez, dejó claro que también tiene un público fiel y apasionado en Chile.
Canciones como Eternal, Forsaken y Say Just Words fueron coreadas por un público que, pese al cambio de estilo, no se movió y esperó con ansias su salida al escenario. Paradise Lost logró algo difícil: presentarse ante una audiencia más grande sin perder esa atmósfera íntima que siempre ha caracterizado sus shows, dejando claro que esta fue una de sus mejores visitas al país.
A las 18:00 hrs en punto fue el turno de la segunda banda inglesa de la jornada: Carcass. Hace poco ofrecieron un show en solitario en el Teatro Caupolicán, y esta vez regresaron simplemente a disfrutar, algo que se notaba en sus rostros. La banda estaba feliz de volver tan pronto a Chile, y se dedicaron a entregar lo que el público quería: su faceta más agresiva. Con temas como Buried Dreams, No Love Lost y Heartwork, elevaron nuevamente la intensidad del festival. Sin disco nuevo que promocionar, su única misión era dejar al público encendido, y lo lograron con creces.
A las 19:30 llegó la tercera banda inglesa del cartel, y con ella, una cuota de estatus legendario: Saxon. Presentándose con su más reciente álbum Hell, Fire and Damnation, la banda demostró que sigue tocando a un nivel altísimo. Biff Byford conserva su poderosa voz, y el resto del grupo sonó impecable. El público, aún cargado de energía tras Carcass, recibió con entusiasmo himnos como Heavy Metal Thunder, Denim and Leather y Princess of the Night. Escucharlas en un escenario grande, con tanta gente, se sintió natural, como si ese espacio hubiese sido hecho para ellos. Saxon agrandó el escenario con actitud y sonido, y los que se quedaron a verlos terminaron absolutamente satisfechos.
A las 21:00 hrs llegó el segundo gran punto alto de la noche con los suecos de Sabaton. Por primera vez pudieron montar en Chile su show completo, escenografía incluida, en un escenario grande como el del Movistar Arena. Aunque parte del público no los conocía a fondo, lograron conquistarlos con su power metal épico, que narra capítulos de la historia universal. Desde que abrieron con Ghost Division, pasando por The Last Stand y cerrando con To Hell and Back, el recinto entero “fue a la guerra” junto a ellos. Joakim Brodén, su carismático líder, no paró de moverse, aprovechando cada rincón del escenario. El sonido fue impecable, potente y claro, y para muchos fue el mejor show de esta edición: una presentación épica que expandió aún más la leyenda de Sabaton en Chile.
Finalmente, a las 22:30 hrs llegó el cierre más esperado, y también el más caótico: Kerry King. Aunque venía presentando su nuevo disco solista From Hell I Rise, el público solo quería una cosa: Slayer. Y eso fue exactamente lo que recibieron. Con la ayuda de Mark Osegueda en la voz, la banda descargó Disciple, Killers, Raining Blood y Black Magic, haciendo temblar el Movistar Arena. Fue un final apoteósico, como si Chile reafirma que siempre será la casa eterna de Slayer.
Si los rumores son ciertos y esta fue la última edición del festival, no pudo haber mejor cierre. Cada banda representó una faceta del metal que toca el corazón del público chileno. Y con la música de Slayer como broche final, quedó claro que la pasión por el metal sigue más viva que nunca. Este festival no debería tener un punto final. Solo una pausa antes del siguiente rugido.