Fotos y reseña por Juan Kattan

Anoche se vivió uno de los eventos más esperados por el público chileno: el debut —y a la vez despedida— de los suecos Refused, quienes arribaron a Santiago como parte de su gira final tras más de 30 años de historia, marcados por rupturas, regresos y un legado imborrable dentro del hardcore moderno.

mano de obra 04La velada comenzó con la presentación de los nacionales Mano de Obra, banda santiaguina que encendió los motores con un set de media hora cargado de energía y riffs militantes. Su entrega, acompañada por un público que coreó cada tema desde el primer minuto, preparó el terreno para lo que sería una de las jornadas más intensas del año en la Sala Metrónomo.

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Pocos minutos después de las 21:00 hrs, y entre una densa neblina de humo, Refused tomó el escenario con una descarga inicial de alto voltaje: “Poetry Written in Gasoline” y “The Shape of Punk to Come”. Desde ese momento quedó claro que no sería un concierto cualquiera. La banda repasó de manera generosa su disco emblema, The Shape of Punk to Come: A Chimerical Bombination in 12 Bursts (1998), intercalando himnos de Songs to Fan the Flames of Discontent (1996) y algunas piezas más recientes de Freedom (2015) y War Music (2019).

La intensidad no decayó en ningún momento. Temas como “The Refused Party Program”, “Rather Be Dead” y “Blood Red” fueron interpretados con una furia contagiosa, mientras Dennis Lyxzén se apoderaba del escenario con sus característicos movimientos frenéticos —una mezcla de baile prohibido y exorcismo punk—. La energía que emanaba del vocalista se reflejaba en los más de 700 asistentes que abarrotaron el recinto, al punto de superar su capacidad máxima.

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Uno de los momentos más memorables llegó con “The Deadly Rhythm”, cuando la banda sorprendió al fusionar el tema con fragmentos de “Raining Blood” de Slayer, homenajeando a otro titán del metal con raíces chilenas. Entre canción y canción, Lyxzén se tomó el tiempo para reflexionar sobre la historia de Refused, su compromiso político y su postura frente al genocidio en Palestina, colgando incluso una bandera palestina en uno de los amplificadores como gesto de solidaridad.

El cierre fue una verdadera catarsis colectiva. Tras “Elektra”, “New Noise” —coreada como un mantra por toda la sala— y “Tannhäuser / Derivè”, la banda regresó para despedirse definitivamente con “Coup d’État” y “Pump the Brakes”. Así concluyó no solo su primer concierto en Chile, sino también un capítulo crucial de su carrera.

Refused se marchó dejando en claro que su fuego sigue intacto: rabia, ideología y ruido como armas de resistencia. Una despedida a la altura de una banda que cambió la forma en que entendemos el punk del siglo XXI.