Por Andrés Cornejo

A pesar de haber alcanzado su mayor momento de fama en el peak de la escena indie lo-fi/bedroom pop allá por 2016, con su EP “Harmless Melodies”, George van den Broek finalmente pisó Sudamérica por primera vez. Y aunque hayan pasado casi diez años desde el éxtasis de sus primeras obras, su show de anoche sin duda volvió a encender la chispa por la fascinación en sus composiciones —que mezclan el soul y la psicodelia—, y especialmente por su voz única, que conquistó a todos en el Club Chocolate.

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Los encargados de calentar los motores de la noche fueron Oye, Elizabeth, que puso a bailar a los presentes con su synthpop fenomenal, acompañado de unas visuales psicodélicas imposibles de ignorar. Destacaron los temas de su segundo disco por lanzar, “Artes Plásticas”, como <<Como Antes>> y <<Tambor>>, aunque Diego Lorenzini no estuviera presente para cantarla en vivo. Con cinco integrantes llenando cada rincón del escenario, la banda logró una energía hipnótica que dejó al público listo para lo que venía.

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El momento de la verdad llegó a las 21:10, cuando la banda de George hizo su entrada entre guitarras suaves que ya adelantaban esos acordes jazzeros tan propios de su debut y que nos transportan directo a 2016. Era imposible no intuirlo: quería partir con lo mejor de su carrera, y así fue con <<Your Hand Holding Mine>> y <<A Little While>>, que marcaron un inicio potente y cargado de nostalgia.

Fue suficiente para que el público se rindiera ante su voz áspera, digna del soul, y también ante su simpatía. Sin embargo, uno de los momentos más memorables llegó con la interpretación instrumental de <<Rap Snitches>> de MF DOOM, que dejó impactados a todos los presentes, especialmente a los más melómanos. No solo le rindió honores al legendario rapero, sino también al mítico Sly Stone —fallecido este año— con una vibrante interpretación de <<If You Want Me to Stay>>.

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Paseándose entre la guitarra y el teclado, nuestro rubio favorito llegó a la última parte del show empuñando el bajo en <<The Curse>> —famosa por el feat con Mac DeMarco— y <<Celebrate Your Girl>>. Creímos que ese sería el cierre, pero el público pedía a gritos más de Yellow Days. Y así fue: regresó para despedirse con <<Summer Heat>>, su canción más reciente y que debutó en Sudamérica, marcando un final histórico.

La grandiosa voz de George nunca flaqueaba, independientemente de lo que estuviera tocando: siempre daba lo mejor de sí, y sin duda fue lo más llamativo de su show. Yellow Days es el ejemplo perfecto de la unión entre el soul y la psicodelia pop, dos estilos que pueden convivir y crear algo único. Y aunque hayan pasado casi diez años desde su gran auge, demostró que en Sudamérica aún puede devolvernos esa sensación de novedad que lo hizo destacar desde un principio.