Entrevista a A Place To Bury Strangers: «Destruir para crear»

La agrupación de noise-rock regresa a nuestro país en el mes de septiembre.

A Place to Bury Strangers
A Place to Bury Strangers

Por Andrés Cornejo

Pocas bandas logran crear algo único a partir de lo que tienen; algunas lo hacen incluso desde lo que destruyen y luego reconstruyen a su manera. Quizás los pioneros de esta filosofía fueron Einstürzende Neubauten, quienes llegaron a usar un carro de supermercado y herramientas de construcción como instrumentos. Para Oliver Ackermann, líder de A Place To Bury Strangers, la música proviene directamente de sus invenciones: desde los pedales de efectos de su compañía Death By Audio hasta las guitarras que reconstruye después de destrozarlas en cada show.

Su proyecto más reciente consiste en la creación de un sintetizador a partir de la portada de su LP «Synthesizer«, donde los fanáticos pueden conectar placas de circuito y generar una infinidad de sonidos nuevos.

El 12 de septiembre la banda regresa a Chile para encabezar el festival Ruidograma en Matucana 100, donde compartirán escenario con agrupaciones como Asia Menor, Adelaida y Talismán. Una jornada que promete ser de las más ruidosas del año, reuniendo a la tríada estelar del noise rock chileno junto al fundador de Death By Audio. En esta ocasión conversamos con Oliver, quien nos habló sobre su incesante creatividad, la necesidad de estar siempre inventando y lo que prepara para este esperado regreso en septiembre.

 

Siempre has tenido esa faceta de creador: desde inventar pedales con Death By Audio hasta reparar o incluso reconstruir guitarras después de destrozarlas en el escenario. ¿De dónde viene ese conocimiento y esa curiosidad por construir y modificar tus propios instrumentos y equipos? 

Creo que todo surge de mis inicios como músico, cuando apenas ganaba dinero y buscaba constantemente ir más allá, experimentando. En aquella época desarmábamos nuestros instrumentos y amplificadores para tratar de mejorar su sonido o sacarles algo nuevo. Trabajábamos con lo que teníamos a mano, casi siempre equipo de segunda mano o cosas que conseguíamos gratis, y con eso intentábamos hacer música punk o propuestas más salvajes. A veces el resultado no era el esperado, así que pensábamos: “Si lo abrimos y lo modificamos, quizá podamos convertirlo en algo especial”.

Recuerdo también ver a otros artistas haciendo música experimental. Por ejemplo, bandas en las que alguien solo tenía un micrófono y lo movía alrededor de un altavoz, y aquello sonaba increíble. Ese tipo de experiencias te abre un mundo imaginario sobre lo que la música puede ser, y con el tiempo intentas llevar esas ideas cada vez más lejos. Finalmente aprendes a reparar tu amplificador, a construir y reconstruir tu guitarra, y eso te impulsa a seguir explorando y buscando propuestas cada vez más arriesgadas.

¿Te ha pasado que, en mitad de una gira, un instrumento haya muerto por completo y hayas tenido que improvisar para salvar el show?

Quizá otras personas lo habrían percibido como un problema, pero yo siempre he procurado aprovechar esos momentos. Hemos tenido situaciones en las que, por ejemplo, todos los amplificadores de guitarra dejaron de funcionar, y aunque eso significaba no poder tocar como estaba previsto, sigo pensando que esos conciertos fueron igualmente memorables. Incluso en ocasiones en las que el bombo o la caja de la batería se rompían durante el show, esa circunstancia nos obligaba a replantear por completo lo que estábamos haciendo. Para mí, hay algo muy emocionante en ese tipo de imprevistos, porque generan oportunidades únicas.

Siempre he intentado mantener una escucha atenta de todo el conjunto, de cada elemento que suena, para transformar la dirección de la música y redefinir el carácter de la banda en tiempo real. A veces implica improvisar soluciones, como conectar el bajo a un amplificador de guitarra, reorganizar la batería o modificar la disposición en el escenario, pero lo importante es que el resultado siga siendo un buen espectáculo.

También me ha ocurrido en presentaciones en solitario: cuando algo sale terriblemente mal, me obligo a inventar y a crear algo incluso más interesante de lo que había imaginado inicialmente.

Con Synthesizer diste a tus fans la oportunidad de construir su propio sintetizador a partir del vinilo. ¿Cómo surgió la idea y qué tal ha sido la experiencia de ver a la gente armándolo?

Estábamos construyendo, por así decirlo, osciladores y otros dispositivos que usábamos en los conciertos, integrándolos en racks y añadiendo reverberación, amplificadores y todo tipo de equipos. Parecía que cada vez los llevábamos más lejos y los desarrollábamos más, así que pensamos que era el momento adecuado para construir algo específico e incorporarlo a este espectáculo. Así fue como creamos el sintetizador, prácticamente al mismo tiempo que trabajábamos en el disco, integrando todo este material, incluso aunque quizás no estuviéramos del todo preparados para ello. Diseñamos un sensor que nos permitía generar ciertos ruidos y sonidos, y fue muy emocionante ver cómo otras personas lo adoptaron y lo hacían suyo.

Algunos lo han modificado, cambiado, colocado en cajas espectaculares, recortado parte de él para montarlo en su guitarra… Han hecho cosas realmente creativas, y me encanta que haya sido así. Es inspirador ver cómo otros llevan la idea más allá, porque incluso al mirar atrás uno piensa: “Podríamos haber hecho esto o aquello”, y ver que otras personas lo hacen realidad me parece algo fantástico.

A Place To Bury Strangers – Synthesizer Album Cover Test

Leí que no usas tapones para los oídos en los conciertos ¿Hay alguna razón detrás de eso? ¿Sientes que te ha afectado con los años?

Quiero percibir cada aspecto de lo que está sucediendo. Creo que quizá he tenido suerte o algo así, porque siempre he disfrutado de la música muy fuerte. La he tocado a gran volumen desde que era adolescente. Tal vez esté en sintonía con mi cuerpo: si acercas la cabeza a un altavoz y está sonando a todo volumen, puedes sentir cuándo va a empezar a ser doloroso.

Así que, de algún modo, aprendes a moverte en esas situaciones, prestando atención a las señales de tu cuerpo. Creo que también hemos pasado muchos años escuchando música muy alta. Conozco a muchas personas que han perdido el oído o tienen problemas graves por esto, y agradezco que, por fortuna, nosotros sigamos bien. Aún puedo escuchar perfectamente, sigo mezclando y masterizando discos para otras personas, y sigo escuchando música a volúmenes extremos. Supongo que tengo el cráneo grueso o algo así.

Tu último show en Chile fue en el marco del Le Rock Fest 2019. ¿Qué recuerdas de esa experiencia? ¿Pudiste ver alguna banda local que te llamara la atención?

Lo pasamos muy bien estando allí. Fue un espectáculo increíble. Recuerdo haber disfrutado muchísimo; todo resultó fantástico: la gente era muy amable, el ambiente estaba lleno de energía y el show fue una locura en el mejor sentido. Además, vimos a muchas bandas excelentes. No podría nombrarlas todas ahora mismo, pero recuerdo que el cartel era muy bueno y que fue una experiencia realmente memorable.

Ahora vuelves para el festival Ruidograma. ¿Conoces a alguna de las bandas que compartirán cartel con ustedes?

La verdad es que no. No lo sé. Debería averiguar qué ha estado pasando. Ha sido una época un poco caótica, porque hemos estado trabajando en el material para un nuevo disco y, al mismo tiempo, haciendo diferentes lanzamientos de pedales en colaboración con Death by Audio. Muy pronto voy a empezar a explorar qué vamos a hacer cuando estemos allí y cómo se va a desarrollar todo.

Por ahora no he tenido tiempo de investigarlo, pero lo haré en breve. Me encanta ver a las bandas con las que compartimos escenario; es uno de los mejores momentos para descubrir nuevos grupos, hacer amigos y conocer a músicos interesantes de todas partes. Siempre estoy buscando música nueva para escuchar. Por eso estoy especialmente entusiasmado con el concierto en Chile, porque vamos a tocar con varias bandas que aún no conocemos.

Te recomiendo la banda Asia Menor quienes tienen una fuerte influencia en el noise rock. Los vi la semana pasada y estuvieron genial.

Sí, claro. Los anoté para escucharlos.  

Este año también será la primera vez que visites otros países de Sudamérica como Costa Rica, Perú y Argentina. ¿Cómo te sientes con esta expansión de la gira y qué esperas de esos públicos que aún no te han visto en vivo?

Viajar a esos lugares siempre ha sido, de alguna manera, un sueño para mí: conocer algunas de esas ciudades, reencontrarnos con personas que hemos conocido a lo largo de los años y con quienes hemos tocado, como bandas argentinas, grupos de Perú y buenos amigos de Costa Rica, entre otros. Finalmente tendremos la oportunidad de conocer un poco más de esas escenas musicales y de la gente que creció allí. Me hace muchísima ilusión. En el pasado hemos disfrutado mucho en lugares como Chile, Brasil y Colombia, así que me alegra que tengamos la oportunidad de volver.

Esta será tu sexta presentación en Chile. ¿Qué tipo de conexión sientes con el público chileno y cómo crees que ha evolucionado la audiencia con los años?

Siempre lo hemos pasado muy bien cada vez que hemos estado allí, y la gente también nos ha recibido de manera increíble, mostrándonos los diferentes lugares, saliendo con nosotros después de los shows y compartiendo momentos juntos. Siempre estamos muy emocionados de regresar y hacer este tipo de presentaciones, porque una de las mejores cosas de estar en una banda es poder viajar, conocer distintos lugares y encontrarnos con personas diferentes. De hecho, creo que es de lo más disfrutable de estar en una banda. Por eso estamos muy entusiasmados de poder volver, reencontrarnos con gente que conocimos en el pasado y pasar tiempo con ellos nuevamente.

Entradas para el festival Ruidograma disponibles en: Entradas para Ruidograma – Ticketplus