Por Ignacio Bataller
Fotos por Esteban Ramírez – @estebn.rm
A estas alturas, The Kovenant tiene estatus de leyenda dentro de la escena del metal extremo mundial. Su carrera, aunque compuesta por solo cuatro discos, ha tenido un impacto que aún se siente; y su actual formación, que aterrizó en nuestro país, solo refuerza esa condición.
La banda está integrada por Stian Hinderson (Nagash/Lex Icon) en voces, teclados y bajo; Amund Svensson (Blackheart/Psy Coma/Pzy-Clone) en bajo, guitarra, teclados y programación; Jan Axel Blomberg (Hellhammer/von Blomberg) en batería; Charles Hedger (Ghul) en guitarra; Sarah Jezebel Deva en voces femeninas; y Steinar Sverd Johnsen en teclados. El trabajo individual de cada uno ya es enorme, pero reunidos bajo el nombre de The Kovenant se convierten en la receta perfecta para un debut oscuramente impecable.
La jornada comenzó tras la apertura de puertas a las 19:00 hrs. Una hora más tarde, el escenario fue tomado por Aishtesis, quienes con más de 30 años de trayectoria en la escena nacional mezclaron black y death metal con elementos sinfónicos, en una línea cercana a bandas como Septicflesh. Con Argoth en voz y bajo, Skarh en guitarras y R.S en batería y percusión, lograron encender al público que llegó temprano para asegurar una buena ubicación. Su propuesta dio el tono adecuado para la noche: no sería un evento de black metal común, sino una velada con tintes góticos, épicos y festivos.
A las 21:00 hrs fue el turno de Born in Saturn, agrupación formada en 2018, que aportó un death metal más progresivo, sumando intensidad y variedad a la jornada. Con un repaso de sus dos trabajos, Born in Saturn (2019) y Eternal Returns (2023), consiguieron entusiasmar aún más a un público que ya llenaba el teatro y se mostraba ansioso por ver finalmente a The Kovenant.
A las 22:00 hrs se apagaron las luces y Lex Icon, junto a su compañía, subió al escenario del Teatro Cariola para hacer temblar un recinto que estaba prácticamente lleno. La mejor manera de describir la primera parte del concierto es simplemente como hipnotizante. Las primeras ocho canciones correspondieron al disco Nexus Polaris, motivo central de esta gira.
Desde The Sulphur Feast hasta Chariots of Thunder, el público no dejó de saltar ni de corear cada palabra, llegando incluso a sorprender a la propia banda. La audiencia se mantuvo cautiva desde el primer momento, cantando con fuerza cada vez que tenía oportunidad, y la agrupación se ganó su cariño casi de manera automática.
Tras finalizar la interpretación completa del disco, la banda dio paso de inmediato a su repertorio electro-industrial. Con el clásico Jihad como inicio, el teatro se transformó rápidamente: de un templo oscuro y ritual se convirtió en una verdadera fiesta, donde literalmente el público terminó bailando.
El disco Animatronic fue el siguiente en recibir cariño tras Nexus Polaris. Con él, la banda mostró un cambio claro en su sonido y en su actitud al pasar de un estilo a otro, incorporando influencias similares a Rammstein e incluso a Lords of Acid. En ese momento, The Kovenant transformó la cancha general en una auténtica pista de baile.
Pero eso no les impidió incluir dos canciones de In Times Before the Light, además de In the Name of the Future, Jihad, Mirrors Paradise y New World Order.
Desde el maquillaje hasta la maestría en cada instrumento, creo que nadie quedó indiferente. The Kovenant vino a dejar una gran impresión en Chile, y lo consiguió desde el inicio, asegurando casi con certeza que volverán.

































