Por Ignacio Bataller
La banda liderada por Billie Joe Armstrong regresa a nuestro país acompañada, como siempre, por Mike Dirnt y Tré Cool, en lo que promete ser una noche inolvidable. Después de su última presentación en 2017 en el Estadio Bicentenario de La Florida, Green Day vuelve a Santiago, esta vez para presentarse en el Parque Estadio Nacional, un recinto que ha albergado a artistas como Shakira y System of a Down, y que fue inaugurado por Los Jaivas.
Este nuevo escenario ha permitido aumentar la capacidad de público, aunque en eventos anteriores recibió críticas por el polvo en suspensión y la visibilidad desde algunos sectores. Sin embargo, se han anunciado medidas para mejorar la experiencia en esta ocasión, lo que eleva las expectativas para el concierto del 30 de agosto.
Con su decimocuarto álbum, Saviors, lanzado el año pasado, y un repertorio cargado de éxitos, la banda llega lista para reconectar con el público chileno, con el que siempre ha tenido una relación especial. Desde su primer show en Chile, Green Day ha generado un fenómeno único, capaz de reunir a fanáticos de distintas edades y estilos, algo que solo se ha intensificado con el paso del tiempo.
El crecimiento de su base de fans en los últimos años hizo necesario un espacio más amplio para recibirlos. En cuanto al setlist, no hay margen para el error: aunque presentarán temas nuevos, Green Day siempre reserva un espacio protagónico para himnos como los de Dookie, American Idiot y 21st Century Breakdown, tres discos que marcaron un antes y un después tanto para la banda como para sus seguidores.
Uno de los aspectos más destacados de sus shows es la conexión genuina con el público. Billie Joe suele invitar a fanáticos a subir al escenario, haciendo que el público se sienta parte del espectáculo. A eso se suma su inconfundible voz, la fuerza del bajo de Mike Dirnt y el carisma arrollador de Tré Cool, creando un ambiente imposible de olvidar.
Todo indica que será un concierto extenso, vibrante y cargado de emociones. Uno de esos shows que terminan con miles de personas volviendo a casa exhaustas, pero con una sonrisa y el corazón lleno.