Por Ignacio Bataller

Fotos por Juan Kattan – @Kattan.ph

En el marco de una seguidilla de presentaciones de grandes guitarristas que hemos vivido en los últimos años, esta vez fue el turno de Marty Friedman, quien regresó a Chile con su gira Live Drama 2025. Este tour marca su retorno a los escenarios tras reunirse recientemente con Megadeth en algunas presentaciones especiales, y capitaliza ese impulso con una serie de fechas internacionales, incluyendo —como era de esperarse una parada obligatoria en Santiago.

Aunque hubo un leve retraso en el meet and greet, la energía del público se mantenía contenida, lista para estallar en cuanto Friedman pisara el escenario.

hidalgo 05Lo especial de esta jornada fue que no se trató solo del show de Marty: la fecha fue una verdadera celebración de la guitarra. La noche comenzó pasadas las 20:00 horas con Hidalgo, la banda liderada por Gabriel Hidalgo, ganadora del Premio Pulsar. Su propuesta de metal progresivo instrumental mostró un sonido claro, preciso y potente. Cada instrumento se escuchaba con nitidez, y la química entre los músicos fue clave para capturar al público con una ejecución técnica impecable y una comunicación sonora envolvente. Hidalgo estableció el tono perfecto para lo que vendría después.

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A las 21:00 horas fue el turno de Claudio Cordero y su proyecto solista Plasma Band, con solo dos discos publicados (Enlace en 2007 y Quasar en 2016), pero con una trayectoria que lo consolida como uno de los actos más sólidos del circuito nacional. Su presentación fue precisa, intensa y caóticamente controlada, con una ejecución milimétrica que continuó elevando la energía en el Teatro Cariola.

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Minutos antes de las 22:30, finalmente apareció Marty Friedman, visiblemente contento y lleno de energía. Desde el primer minuto dejó claro por qué sigue siendo una figura vigente en el mundo de la guitarra. Con su característico virtuosismo y un sonido impecable gracias en parte a que el show fue grabado para un próximo lanzamiento—, el guitarrista encendió al público, que respondió con entusiasmo desde el inicio.

Durante su set de 15 canciones, Friedman recorrió lo mejor de su carrera solista, pero también incluyó reversiones de temas japoneses que ha grabado en sus discos Tokyo Jukebox, donde rinde homenaje a artistas que admira. El repertorio incluyó nombres como Wakadaishō, Sayuri Ishikawa, Ikimonogakari e incluso Maximum the Hormone, cuya energética «Tsume Tsume Tsume» fue parte del clímax del show.

El concierto lo tuvo todo: momentos íntimos como “Tearful Confession”, “Illumination” y “Devil Take Tomorrow”, y pasajes cargados de velocidad como “Elixir”, que se fusionó con un extracto del tema de Maximum the Hormone. Friedman no solo brilló con su guitarra, también dio espacio a su banda, en especial a su baterista, quien fue ovacionado por su energía e intensidad.

Uno de los momentos más esperados de la noche fue, sin duda, “Tornado of Souls”, clásico de su época en Megadeth. Su inconfundible solo copiado hasta el cansancio, pero jamás igualado desató una de las reacciones más eufóricas del público.

Acompañado de una banda sólida y con una presencia escénica única, Marty Friedman demostró por qué sigue siendo un referente absoluto en el mundo de la guitarra, moviéndose entre estilos sin perder nunca su sello personal.