Tras meses de quejas sobre el cese de pedidos, el procesamiento de reembolsos y la interrupción de la respuesta a correos electrónicos por parte de Vinyl Me, Please, el club de discos con sede en Denver ha anunciado su liquidación. La resolución de los pedidos pendientes, incluyendo las elevadas cuotas anuales de suscripción, está ahora en manos de un tercero, Vinyl Liquidators LLC, que se ha hecho cargo de los activos de Vinyl Me, Please como parte de una Cesión en Beneficio de los Acreedores (ABC). Estos acreedores, principalmente clientes con pedidos y suscripciones pendientes, deben presentar sus reclamaciones antes del miércoles 1 de octubre de 2025, según un aviso consultado por el medio Pitchfork. Los beneficios de la liquidación se distribuirán entre los demandantes.

Desde su lanzamiento en 2012, Vinyl Me, Please ha ofrecido prensados ​​de discos coleccionables de alta calidad a una base de suscriptores que pagan hasta $654 al año por la membresía más alta, como informó John Wenzel de The Denver Post el mes pasado. El artículo rastrea el período de inestabilidad hasta el despido, en marzo de 2024, de tres altos funcionarios, a quienes la junta directiva acusa de conspirar para desviar fondos de la compañía para construir una planta de prensado. Cameron Schaefer, exdirector ejecutivo de la compañía, afirmó creer que él y los otros dos habían sido despedidos para ahorrarse la indemnización.

El caos posterior provocó retrasos en los envíos, aumentos de precios y otros problemas reportados por los miembros. Varios clientes le comentaron a Wenzel que, tan solo la semana pasada, la compañía seguía cobrando membresías y anunciando artículos como disponibles, a pesar del aparente colapso de la plataforma y su servicio de atención al cliente. El suscriptor Erik «DJ Hazbro» Dunham declaró a The Denver Post: «No hace falta decir que este club ha sido una parte fundamental de mi vida y, en última instancia, ha moldeado no solo mi gusto musical, sino también mi forma de disfrutar de la música. Verlo terminar de esta manera, básicamente robando el dinero de las mismas personas que lo han apoyado durante años, envuelto en silencio sin reconocer el inevitable final ni lo que está sucediendo con los pedidos, es desgarrador, además de ser un repugnante abuso de confianza«.