Por Juan Kattan

Marcado por un público sediento de energía y música, la agrupación de Nueva York hizo su esperado debut en Chile bajo el alero de su último disco Prude (2024), además de mostrar material más clásico de la banda como Cheer (2018), Hygiene (2022) y algunos temas de sus EPs Swell y Tawny. Drug Church se presentó en un ambiente más reducido, pero no por eso menos intenso, lo que lo hizo aún más íntimo y acogedor para los amantes de la buena música.

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Todo el evento dio inicio con la banda Talking Props, que ofreció un show cargado de hardcore con toques de post, realizando un excelente arranque para la jornada. Poco a poco, el Club Ámbar se iba llenando de gente lista para presenciar todo el espectáculo.

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Luego fue el turno de Ariete, banda con un sonido similar al de los protagonistas de la noche. Su presentación fue particularmente emotiva, ya que se despedían de su baterista de años y anunciaban el trabajo en un próximo EP. Con un show de casi 30 minutos y una fanaticada bastante intensa, dejaron el ambiente perfecto para recibir a la banda norteamericana.drug church 34

El show principal comenzó pasadas las 21:15 con la potente Grubby, dando inicio a una noche de ensueño. Los de Albany continuaron con Avoidarama, para luego lanzar su primer gran hit con World Impact, mientras el público vitoreaba y vacilaba como verdaderos fans.

El repertorio siguió con temas como Fun’s Over, Bliss Out, But Does It Work?, hasta llegar al temazo Slide 2 Me. A mi parecer, su último disco tiene varios hits dignos de reconocimiento y que han ido tomando mayor notoriedad. El show continuó con Mad Care, Demolition Man, Unlicensed Guidance Counselor y Unlicensed Hall Monitor.

A ratos, Patrick Kindlon comentaba sobre su paso por Santiago, mencionando con humor que le ofrecieron marihuana como bienvenida al país. Aunque presentó algunos problemas vocales, esto no impidió que su show fuera notable e intenso.

Dejando lo mejor para el final, cerraron con Million Miles of Fun, Tillary, Myopic, y la poderosa Weed Pin. Una presentación notable, de casi una hora, no quedó indiferente para nadie, ya que la intensidad quedó demostrado en el reducto de bellavista. Tuve la oportunidad de verlos el año pasado en Estados Unidos y, haciendo la comparación, el público sudamericano es mucho más prendido. Claro, hay que considerar que allá giran constantemente, por lo que el entusiasmo suele ser menor en comparación a nosotros, que estamos en el «culo del mundo».