Por Bayron Ríos
Fotos por Juan Kattan – @Kattan.ph
En un cierre de semana cargado a la nostalgia, los estadounidenses de Garbage regresaron al país por tercera vez y con su presentación más ambiciosa hasta la fecha en un Movistar Arena lleno casi en su totalidad (aunque haya sido medio arena el show), en donde Shirley Manson dio gala de su gran talento vocal y conexión con el público local.
La nostálgica velada iniciaba con los nacionales Saiko, que en este segundo aire de la banda, conquistaron al público con su ya clásica batería de incombustibles clásicos, desde “La Fábula”, “Cuando Miro en Tus Ojos” y “Lo Que Mereces”. A medida que avanzaba los minutos previos al show principal, el Movistar se llenaba paulatinamente de ex jóvenes que vivieron a concho la experiencia Garbage en la época en que la banda se asomaba como una novel agrupación.
Cuando el reloj marcaba las 21:15 las luces del recinto se apagaban al ritmo del emocionante tema de Laura Palmer de la serie “Twin Peaks”, mientras la banda subía al escenario y con una total ovación hacia Shirley Manson. Enfundada en un vestido verde con ribetes colorados, la icónica cantante y compañía comenzaban la ceremonia con “Queer”, haciendo explotar a todo el Movistar, seguida de “Fix Me Now”, con una Manson emocionada por el show, paseándose de una esquina a otra, recibiendo el calor de su fanaticada.
Así fue avanzando el setlist con canciones como “Empty”, que evoca algunos tintes shoegaze en los coros, “The Men Who Rule The World” dedicada e inspirada en todas las mujeres que luchan en el país, y “Wicked Days” que incluyó un verso de “Personal Jesus” haciendo despertar al público.
Mientras que “The Trick Is to Keep Breathing” sonaba muy fresca a pesar de tener más de 25 años la canción, en “Blood for Poppies” se corta repentinamente la canción dejando a toda la banda descolocada, pero Butch Vig toma la batuta al instante marcando el ritmo y retomando la canción desde su corte.
Cuando el concierto se asomaba por la hora de música, el show cobró su segundo aire cuando Garbage comenzó a desplegar sus más icónicos hits, partiendo con “Vow” para luego hacer estallar el recinto con “Special”. Uno de los puntos altos de la noche estaría en manos de “Stupid Girl”, con una versión que contenía arreglos más electrónicos, pero sin perder la ferocidad de los riffs a cargo de Duke Erikson y Steve Marker.
Otra postal de la noche fue con “Milk”, clásico noventero a morir que sonó de manera impecable, sensual y etérea. “I Think I’m Paranoid” continuaba la fiesta, mientras que “Cherry Lips” era dedicada exclusivamente al movimiento LGBTQ. El final de la primera parte del show llegaba con la celebrada “Push It” y “You Look So Fine”, con Manson guitarra al hombro. Tras unos minutos de silencio, Garbage regresaba nuevamente al escenario ya para despedirse definitivamente con “No Horses” y “When I Grow Up”, parte de la banda sonora de la película “Un Papá Genial”, cerrando así dos horas de nostálgico rock alternativo noventero.
Garbage entregó un show casi perfecto, de no ser quizás por el poco atinado orden de las canciones. El público quería escuchar los hits y estos se tardaron casi una hora en llegar, por lo que la primera parte del show sirvió más como un aperitivo para la fanaticada fiel del conjunto; porque el néctar, lo concentrado del concierto se vivió en el segundo tiempo de este. Otro punto a destacar fue la prolijidad de la banda y lo enérgico que fueron Butch Vig con su batería electrónica, que se acerca a los 70 años, Steve Marker y Duke Erikson en guitarras, de 65 y 74 años respectivamente. La vitalidad se nota y deja demostrado que Garbage, mezclando nostalgia y lo actual, tienen cuerda para rato.