Por Ignacio Bataller
Tras irrumpir en la escena mundial del metal, Geoff Tate y compañía regresaron dos años después de su exitoso debut con Rage for Order, su segundo álbum de estudio.
Este disco los llevó rápidamente por un camino distinto al de su primer trabajo, sumergiéndolos de lleno en el metal progresivo con una estructura musical compleja y capas instrumentales más elaboradas. La banda adoptó un enfoque de doble guitarra y dio mayor protagonismo a los teclados en la mezcla, diferenciándose de su sonido inicial.
Curiosamente, esta evolución musical contrastaba con su imagen promocional, que se acercaba más al estilo visual del glam metal. Sin embargo, esta estética terminó convirtiéndose en un sello distintivo dentro de la escena progresiva, ayudándolos a destacar.
Uno de los aspectos más llamativos del álbum es su temática, ya que, viéndolo en retrospectiva en 2025, parece haber anticipado con precisión varios temas actuales.
Rage for Order aborda cuestiones sociales, políticas y tecnológicas, destacando los peligros de la inteligencia artificial y la intrusión gubernamental. La idea de la robótica se refuerza a través del uso de ritmos staccato y efectos vocales como el reverse echo, creando una atmósfera futurista y oscura.
Con canciones como «Gonna Get Close to You», «Prophecy, The Whisper», «I Dream in Infrared» y «Walk in the Shadows», la banda volvió a causar un gran impacto en la escena.
Además, este lanzamiento marcó la aparición del icónico logo Tri-Ryche, que se convertiría en un símbolo recurrente en su carrera y consolidaría la identidad visual que Queensrÿche necesitaba para seguir dominando el mundo del metal.
Entradas disponibles vía Puntoticket.