Fotos Juan Kattan

Asistentes desde temprano en la reja del recinto, y una junta generacional interesante para lo que marcaría como una nueva visita del grupo californiano de rock alternativo más exitoso de estos últimos años, Incubus. Mientras se esperaba que los integrantes de la banda aparecieran, se comentaba de todo tipo de cosas: De que temas irían a tocar, si se sacarían algunas rarezas del disco S.C.I.E.N.C.E., o si sería una ola de hits que llenaría a grito masivo el Movistar.

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Muchas eran las expectativas, pero que más se podía hacer. Las luces se apagaban para responder estas incógnitas y dar comienzo al show. Entraba Brandon Boyd con una melena extensa y flores en sus manos, vestido de chaleco con una camiseta que decía OptiMystic, a lo que sus compañeros Mike Einziger, José Pasillas, Chris Kilmore y Ben Kenney ingresaban a sus respectivos puestos para dar comienzo a esta extensa noche. Como bien se sabía, la razón principal de la gira era el de promocionar su más reciente álbum 8, con que Love in a Time of Surveillance fue la encargada de dar inicio a la presentación. El tema tenía respaldo del público, quienes se sabían la letra independiente de ser del repertorio actual. A pesar de todo, los fanáticos ya daban señales de alegría y celebración, para dar play al karaoke masivo. Warning, con sus efectos delay, y con la tornamesa amplificando con sonidos de interferencia, brindó una calidad inmediata en escenario con Brandon mostrando dominio intacto de su voz. Retomando la promoción, Nimble Bastard agrego potencia con los acordes de Eizinger, y el bajo de Kenney retumbando.

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Los clásicos no paraban de aparecer, y un jam instrumental previo entregaba guiños para el que fuera buen oyente, e indicar que Anna Molly se venía apoderar de las miles de voces de la cancha. La gente saltando y disfrutando a todo pulmón con cada verso y quiebre musical que se daba. Solo irradiaban con esa genuina performance que se estaban mandando en el escenario. Con Glitterbomb, se dio prioridad a una transición ambiental que llamaba a Megalomaniac para hacernos cabecear. La canción en su agresividad y enojo, hizo que se produjeran los primeros empujones y saltos bravos en la reja, con cada uno de los miembros dándolo todo. Se habían tocado canciones de los discos Morning View y 8, ya era hora de indagar en el misterioso aura de Make Yourself.

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The Warmth con su sensación espacial calmó un poco el entusiasmo, y le dio más énfasis al desplante de las cuerdas, la técnica rítmica de Pasillas, y la concentrada aplicación de Kilmore. Toda la gente querría más de sus ídolos, el llamado (OOOH, OOOH OOOH) se hacía notar y ¿qué podían hacer Eizinger con Kenney? Obvio, crear una canción con esa misma melodía. Momento entretenido, guiado por el público y la creatividad de los músicos californianos. El fin de este improvisado momento era el de activar los sensores nostálgicos y cantar Wish You Were Here, con una exaltada audiencia que recorría de izquierda a derecha dentro de la gigante ola de personas que querría acercarse para tener la vista frente a los chicos. Con esto se le siguió una parte corta del clásico de Pink Floyd del mismo nombre, para deleitar a la mayoría que sabía la importancia de culto de lo expuesto.

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Pardon Me venía a incendiar con los fraseos rápidos, la intensidad de la guitarra y una explosiva demostración de este querido tema, con Kilmore demostrando su talento detrás de la mesa, y los coros de Eizinger dándole más dinamismo. El resto de toda esa corrida simplemente fue un repaso genial de los temas más conocidos de la agrupación, con los himnos DriveAre You In?, Stellar y Nice to Know YouLa gente se desesperaba al escuchar el agradecimiento de Boyd: Gracias Santiago. Todos querrían solo una canción más, y la obtuvieron.

Entre psicodelia, relajo y mucho misticismo, Aqueous Transmission finalizó esta jornada en una sensación volátil y rica, al son de las calmadas palmas que embellecían todo.

Lo que vimos fue una muestra innegable de como la energía y juventud de Incubus sigue intacta. De como detalles como las letras, los acordes y la presencia solo se han mantenido en su misma naturaleza. Brandon cabeceando con Kilmore, Mike inspirado en los solos y Kenney con Pasillas ejerciendo de manera notable en la parte rítimica, sonando excelente con un gran show. Fue una fiesta totalmente, llena de hits y una alma muy viva.