La séptima edición de Lollapalooza, sin duda se caracterizó por una gran variedad musical la cual tuvo punk, pop, reggae, hip hop, electrónica, cumbia y metal, este último fue comandado por un cabeza de cartel como Metallica, que si bien en Lollapalooza, ya habíamos visto cabezas de cartel ligado al rock más duro como Soundgarden o Foo Fighters, esta edición fue la primera vez que se tenía a Metallica, una banda de mayor trayectoria en el mundo del Thrash metal. El resultado fue un su mayoría exitoso, ya que aparte de ver muchas poleras negras en los escenarios más ligados al indie, al pop o inclusive en el Perry stage, (escenario caracterizado por albergar las tendencias netamente electrónica), se pudo disfrutar de una transversalidad de gustos de parte de los fans de Metallica.

Fue la oportunidad de muchos para ver por primera vez a Metallica, ya que era un contexto de festival que contaba con muchas familias, y público que daba sus primeros pasos en conciertos grandes. Para los fanáticos más experimentados en cuanto al rock de Metallica, pudieron escuchar varios temas de su última placa “Hardwired… to Self-Destruct” (2016) motivo principal por el cual se encontraban girando los californianos, en esa línea los amantes del Metal, aprovecharon la previa del día Sábado con bandas más afines como Weichafe, Dr Vena y Rancid.

El show de Metallica como nos tiene acostumbrado destacó por el sonido potente y visuales animadas de calidad, en un marco de publico repleto (me atrevería a decir que fue el show con mayores asistente) con clásicos de su primera etapa más Thrash, como “One”, “Master of Puppets”, “Fight Fire With Fire”, y también con los clásicos de su etapa más Rock-Metal de los 90s, como “Fuel”, “Nothing Else Matters”, “Sad But True”, y “Enter Sand Man”, en este último tema cabe destacar la pirotecnia de despedida. Un show muy bueno en general, salvo por algunas errores en ejecución en cuanto a los solos de guitarra, la simplificación y destiempo de las baterías de Lars Ulrich,y la escasa originalidad en el setlist y formato del show, lo cual ya viene siendo una tónica de los últimos años de Metallica, pero dicha crítica es bajo la óptica de los fans más acérrimos de la banda que de alguna manera no toleran mucho el paso de casi 35 años de presentaciones, ya que para los novatos en materia de Metallica en vivo fue un show redondo.

El estreno exitoso de los Chilenos

En esta edición se presentaron por primera vez bandas chilenas a destacar como la Pozze Latina, Mariel Mariel, Villa Cariño, Me llamo Sebastián y Weichafe entre otros. Este último dio la gran sorpresa no solo porque sirvió de previa para el público que iba a ver Metallica, sino que se consagró con un show muy potente que logró cautivar publico nuevo, con un Angelo Pierattini con una notable interacción con el público bajando del escenario a tocar la guitarra y también agradeciendo con saludos personalmente a los fans pegados a la reja. En cuanto a su setlist, se paseó por variados temas de su discografía, intercalando una serie de covers de música chilena como todos juntos (Los Jaivas) Gracias a la vida (Violeta Parra) Estrechez de corazón (Los prisioneros) y un riff de Iron Maiden (The Trooper) .

El apoyo de un telón con el logo de la banda y cuadro de carácter apocalíptico sumado al uso de pantallas para manifestar una critica a personajes de la actualidad chilena, fueron parte del concepto de Weichafe, como también mensajes mediantes carteles extendidos entre los cuales hacían referencia a la inclusión sexual de las minorías, el respeto y tolerancia de los inmigrantes y el uso y cuidado de los recursos naturales como el agua.

Por otro lado y siguiendo con las bandas chilenas Villa Cariño y la Pozze Latina, a pesar de la hora de presentación y de que se presentaban por primera en los escenarios grandes como Itaú y Vtr Stage respectivamente, no tuvieron problemas en echarse el público al bolsillo a punta de éxitos bailables y coreables que demostraban la trayectoria de años de ambas bandas.

Proyectos de menor convocatoria en el Lotus stage, pero que una trayectoria de más de 5 años y con más de 3 discos publicados son Mariel Mariel y Me llamo Sebastián, los cuales tuvieron shows que apuntan a una consolidación en su carreras, por un lado Mariel Mariel vuelve a quedarse un tiempo en Chile (después de una larga estadía en México) a una serie de presentaciones y mientras que Me llamo Sebastian cimienta el camino dando a conocer su talento compositivo y vocal, para lo que sería su próximo álbum en manos del experimentado productor Cristian Heyne.

Tradición Inglesa

Si bien bandas como The xx, no está en la mayoría del inconsciente del público chileno, la presentación del trío electrónico, que con solo 3 discos publicados convocó una gran cantidad de asistentes que se dio cuenta de la pulcritud del trío británico, el cual ha ido dejando un tanto su faceta electrónica y que se ha enmarcado más hacia el indie pop, capturando mayores oyentes (y dejando también algunos en el camino). The xx dejó muy contentos a los fans, con una presentación sin una gran cantidad de músicos, pero con una puesta con mística y atmósfera llena de grises, muy detallada y bordeando lo perfección en cuanto ejecución.

En la vereda de al frente el día domingo los coterráneos de The xx, Duran Duran, dieron una clase de experiencia y con una energía en escena que hacia olvidar la edad de los músicos (lo más veteranos de la jornada) que se estaban presentando. Duran Duran no solo hizo corear con sus grandes éxitos, demostró la calidad de sus músicos con líneas de bajo cercanas al funk y música disco, y una voz intacta de Simon Le Bon acompañando de un dúo de bellas y talentosas coristas, que se encargaron de darle matices a coros de canciones insignes que están en nuestras memorias de toda la vida como “Come Undone” y “Notorious”. No menor fue tributo a David Bowie con Space Oddity pegado al tema “Planet Earth”, y el gran cierre con los exitosos singles “Save a Prayer” y “Rio” de su disco más famosos Rio (1982).

Finalizando la última edición de Lollapalooza Chile, encontramos a The Strokes, agrupación que regresaba a Chile tras 10 años de su debut en nuestro país, marcando todo el indie que ha venido siendo tendencia durante los últimos años en este festival. Si bien, el show no estuvo exento de polémicas debido al atraso de la presentación y a una leve falla en el micrófono de Julian Casablancas mientras interpretaba The Modern Age, todo se solucionó realizando nuevamente la canción y dejando a sus fans atónitos frente a la puesta en escena de los oriundos de New York. El show finaliza bajo el manto de Take It or Leave It y la pirotécnica detrás del escenario VTR se hizo ver, despidiendo a este Lollapalooza Chile 2017 y comenzando la cuenta regresiva para el 2018.