Dentro de una asistencia ascendiente, un calor infernal que no perdonaba y con los dos escenarios listos, se dio inicio a una jornada la cual tomaría fuerza con el transcurso del día. A las 11 de la mañana la banda Julius Popper oriunda de Concepción abría con su blues rock lleno de sensualidad, en lo que la presentación se les hizo breve, pero precisa para la muestra musical con la cual querrían dar inicio a la cumbre.

Planeta No instauró el momento de intimidad y máxima expresión. Bastó con 3 temas de su popular repertorio para mostrar su aprecio frente a su participación en uno de los estadios con más historial de nuestro país. Ases Falsos venía dentro del marco de su disco «El Hombre Puede», pero prefiriendo los hits de su autoría, Cristobal Briceño aprovecho de interactuar con el público, volverse loco en el escenario, y machacar esa guitarra con toda su pasión guerrillera.

La furiosa e incendiaria presentación de Weichafe fue una de las cosas más brutales de la tarde, defendiendo la lucha del pueblo mapuche, e incluso agregando versiones de «Estrechez de Corazón» y «Déjate Caer» con toda la agresividad personificada. Hay que admitir que el mosh pit funó (el público en general no estaba entusiasmado o simplemente no los conocía), se pudo haber pasado mejor, pero el mensaje y el guitarreo cumplió con el cometido. Sinergia claramente fue a motivar al nacional con su rock pájaro y manifestando su opinión sobre los talentos escondidos que se encuentran en el SENAME (últimamente cuestionado por las diferentes acusaciones), y la aspirante rapera, Mel, venía a enseñar lo que no todos ven: La personalidad de calle y un sueño cumplido, con un camino enorme por seguir. En sus propias palabras, «luchen hasta el final».

Uno de los momentos altos y que tapó bocas fue la presentación, y retorno oficial de Mon Laferte a los escenarios nacionales. Una presentación que dejó atónitos a todos. Su emoción, resistencia vocal y carisma solo expandió el amor y el cariño que a veces muchos de nosotros solo pretende ignorar. Una presentación excelente (Viña del Mar, prepárate que acá tendrán a la artista que se llevará todas las gaviotas en el Festival).

Tantos momentos con actitud, discursos sobre las injusticias desgraciadas de nuestro país, y todo el poderío escénico, esto solo podía culminar con el esperado adiós. Jorge González aparecía en el escenario con su silla, su presencia y acompañado musicalmente por Pedropiedra y Gonzalo Yañez, en un concierto que fue acústico, y con total incertidumbre y pena. Jorge sabía lo que transmitía y lo que significaba este momento. Nada es para siempre, y cada risa, cada ironía expuesta (molestando con un cover de Knockin On Heaven´s Door) era única, solo tenía que aprovechar todo para irse. El reconocimiento Pablo Neruda se le fue otorgado, y en su agónica pero sensible expresión el se despedía como un grande.

Fue una jornada con algunos desajustes (3 temas por grupo/artista es ridículo, se debería aprovechar más al inicio al menos), el atraso de Diacero que modificó casi todo los horarios restantes, pero cumplió con un día lleno de música excelente, y con muchas variantes. La cuestión de que si es Rock o no, no importa. Si es de calidad, solamente queda disfrutar de lo que Chile es capaz musicalmente.