El colorín favorito de todos está de regreso, y sin duda dará que hablar. De hecho, con su álbum debut “Blossom” ya dejó sentadas las bases de lo que se nos venía, en Modern Ruin, lleva este sonido aún más allá, y el cambio es muy grande.

A pesar que de inmediato notamos el cambio en el sonido en comparación a su trabajo anterior, no se pierde ni un poco de energía, si no que todo se siente más controlado y trabajado, con claras influencias de su ex – banda Gallows, e incluso Arctic Monkeys. Quizás en un primer momento echemos de menos canciones como “Juggernaut”, pero el sonido melódico que adoptó Carter, es una grata sorpresa, ya que suena máximamente bien producido y trabajado, y lleva mucho más allá el sonido de lo que puede hacer.

Este cambio lo percibimos al instante con el track que abre el disco “Bluebelle”, una melodía de un minuto que hace un quiebre genial al comenzar “Lullaby”, que el mismo Carter en sus redes sociales comentó que es una canción dedicada a su hija, ya que pasó por hartos problemas en su vida privada. Lullaby es ultra alternativa, con un coro pegajoso y que es una puerta a conocer lo que se nos viene en el disco. Aquí Carter se libera de cualquier tipo de etiquetas y nos da canciones como “Snake Eyes” (que hace ecos al sonido más clásico de QOTSA), o la misma “Vampires” que tiene un sonido sucio que nos recuerda a muchas bandas de rock actual.

Pero no se indignen o piensen que el colorín ha dejado de ser el que pensábamos que había vuelto a ser en Blossom, solo ha llevado su talento a un lugar donde nunca antes lo habíamos visto. En Pure Love vimos matices de esto, pero nunca como lo que escuchamos a lo largo de este disco. Canciones como “Wild Flowers” es una canción totalmente energética y que tiene un alma noventera.

El disco es muy variado y en momentos nos lleva a territorios que no esperamos, en canciones como “Acid Veins” percibimos un sonido casi grunge y con un riff potente que tiene un cambio sonoro notable. A pesar de este destacable cambio, igual se agradece que haya canciones como el title track “Modern Ruin”, que nos recuerdan a la faceta de Carter que más conocemos: rompiendo cráneos y demoliendo todo lo que haya a su paso.

El álbum finaliza con “Neon Rust”, una balada en donde fuimos sorprendidos por un sonido totalmente alternativo, pero que consigue hacer cuajar al disco en su variedad, a lo largo de la canción se va creando una escala que termina con Carter soltando toda la rabia a la que estamos acostumbrados.

Para terminar, Modern Ruin es un álbum diverso y bien producido, donde Frank Carter hace paso por todas sus influencias y las hace propias. Esto nos hace pensar en que la carrera de este personaje tiene un futuro prometedor y que nos deja expectantes a lo que se nos viene a futuro.