Texto: Mauricio Navarro

Fotos: Juan Kattan

Si hay un festival que ha sabido posicionarse estos últimos años ha de ser Fauna primavera, un nuevo concepto de festival, en donde lo que más destaca es una parrilla de artistas que nunca pensamos ver en Chile (Pulp, M.I.A, Solange, Wild Nothing, Explosions in the Sky o Beach Fossils) y que además ha servido como pantalla para la consagración de artistas con el público chileno (Tame Impala encabezando una de las jornadas del pasado Lollapalooza, y Mac Demarco subiendo su popularidad entre el público chileno)

Pero la versión 2016 del festival traía considerablesJua cambios: el primero fue la inversión del nombre, de llamarse “Movistar Primavera Fauna” a “Fauna Primavera” algo que fue poco relevante en los asistentes del evento. Otro cambio fue la ubicación escogida, dejando atrás al mítico espacio Broadway y dando paso al tercer gran cambio, la división del festival tanto en una jornada de día como de noche, concentrándose en dos lugares diferentes, Espacio Centenario para el día y Espacio Riesco para la noche.

La parrilla de artistas también fue algo diferente, debido a que existieron dos extremos bastante interesantes. En primer lugar, estaban los clásicos noventeros, que en algunos casos debutaban en Chile (AIR y The Brian Jonestown Massacre) u otros que llegaban a reencontrarse con su fiel fanaticada (Primal Scream y Edward Sharpe & The Magnetics Zeros y Kurt Vile). Pero al otro extremo estaban artistas que el último tiempo han ganado bastante reconocimiento o que ya era hora de disfrutarlos en Chile (Courtney Barnett y La Femme).

Pero ya es hora de entrar de lleno a lo que fue el cómo vivimos esta nueva versión del Fauna Primavera y que podemos esperar de las próximas versiones.

Llegando al Espacio Centenario la primera impresión que tuve al ver todo fue: ¿Y LA SOMBRA?, no hay que engañarnos a nosotros mismos con que el lugar dejo bastante que desear en muchos aspectos -que pasan o no por la productora- como esas mallas instaladas al principio de la cancha en cada escenario y que producía mas desniveles de los que ya habían, para las personas que iban con bastones o sillas de ruedas era mucho peor, ya que para llegar a los escenarios había que pasar por una bajada un tanto incomoda -que para temas de visualidad funciono increíble- pero en aspectos inclusivos dejo bastante que desear.

Logramos instalarnos en el escenario Adidas Originals que ya tenía congregada a una pequeña multitud esperando el debut de los franceses “La Femme”, que puntualmente a las 13:20hrs hicieron ingreso al escenario con una gran calidad y buena recepción del público. QUE BUEN SHOW, a lo mejor pocos conocían sus canciones y muchos iban solo a mirar que era lo que pasaba, pero bastó con un par de canciones y la gente ya estaba saltando y bailando como si fuera la mejor fiesta en la que han estado.

Terminando la presentación de La Femme nos dirigimos hacia el otro extremo, era Camila Moreno la encargada de demostrar que es una de las cantantes chilenas más reconocidas del último tiempo, después de un par de meses retirada de los escenarios, esta vuelve a demostrar uno de los shows más sólidos que he visto de ella. Con un setlist cargado hacia lo que es su último trabajo “Mala Madre”, plasmó una puesta en escena mucho más madura y ella bastante cómoda -sin mencionar el incidente con el audio que sufrió a mitad del show-, solo nos queda decir que tenemos Camila Moreno para rato.
Después venia un cuartero imposible de logar -pero hicimos nuestro máximo esfuerzo-: Kurt Vile & The Violators, Com Truise, Courtney Barnett y almorzar.

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Y el resultado fue: Nunca me imaginé que Kurt Vile iba a tener tanta recepción con el público asistente al festival -que fue lo mismo que pasó con The Brian Jonestown Massacre-, la gente estaba entregada en la música del artista, todos se movían, bailaban, saltaban, un par cantaba generando un ambiente bastante entretenido en que cada persona disfrutaba de la música como no importara la opinión del otro.

Después nos dispusimos a comprar algo para comer con el famoso sistema de pago con pulsera -escuché de parte de unas personas que este año funcionó mucho mejor a lo que fue el año pasado, con filas de mínimo 1 hora de espera-, las opciones eran variadas, desde sofisticadas hamburguesas hasta los infaltables churros, si igual era algo caro el querer comer ahí, pero la calidad de comida igual lo valía, mi critica va en el pago con pulsera -que más adelante comentaré cual fue-, entre vuelta y vuelta decidiendo que comprar podíamos escuchar de fondo a Com Truise, que ya para el momento en que teníamos todo listo el set, había terminado perdiendo la oportunidad de bailar un rato. Así que optamos por lo sano y nos fuimos a las tarimas que estaban frente al escenario Heineken a esperar a Courtney Barnett.

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Lo de Courtney Barnett merece toda nuestra atención, fue un show demoledor y electrizante. Nos transportó a una atmósfera de mediados de los 90, un sonido con guitarras crudas, dejando en claro donde está posicionada y porque es una de las mejores artistas revelación del último tiempo.

Manteniéndose fiel a su estilo y con breves intervenciones, la cantante fue capaz que congregar a la primera gran masa de asistentes que saltaron, cantaron y gritaron a lo largo de todo el show.

Haciendo un repaso por su corta carrera con canciones como “Elevator Operator”, “Dead Fox”, Small Poppies” y “Depreston”. Y como gran momento fue cuando dejo todo de lado y decidió bajar del escenario para entregar el setlist del show a una de sus fanáticas, para luego retirarse en medio de aplausos y gritos de los asistentes.

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Luego de este demoledor show venia una deuda pendiente con el público chileno y que se llamaba “The Brian Jonestown Massacre” y el momento exacto en que decidí ir a comprar algo para tomar, para poder ver mejor el show, el problema: Las barras estaban excesivamente llenas, entendemos que el método de pago con pulsera fue impuesto para evitar grandes filas y manipulación de dinero en exceso, pero no puede ser que, si hay 6 personas atendiendo, solo haya una con la máquina que hacían valido el pago.

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Siendo ya pasadas las 18:30 hrs el festival estaba empezando a llegar a su fin y era el turno de Edward Sharpe and The Magnetic Zeros, en donde la gente disfrutó, bailó y cantó como si no había nada más que hacer en la vida. Con un carismático Alex Ebert que saltaba, bailaba, se sentaba, bajó al público hasta se mandó uno de los C-H-I más potentes que he visto por parte de algún músico.

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El final de esta nueva versión de Fauna Primavera estuvo marcado por dos clásicos noventeros que se hacen presente para encantar al publico chileno. El primero fue Primal Scream, con un Bobby Gillespie que demostró estar más joven que nunca. Se movía, bailaba, saltaba haciéndonos participe todo el rato del show. Con un set cargado de clásicos como “Movin’ On Up”, “Rocks”, “Damaged”, “Loaded” y “Swastika Eyes”, canciones de su última producción “Chaosmosis” y la participación de Kurt Vile en la guitarra. Incluyendo un final épico con todo el espacio centenario coreando “Come together as one”

Dentro de los rumores que circulaban para esta versión del festival nunca se mencionó a Primal Scream -y más allá del fanatismo- FUE NECESARIO, fue ese golpe de energía y nostalgia en la que nos vimos envueltos con unos músicos increíbles y un frontman que se robó la película todo el tiempo, sin mencionar a los zorrones ebrios que estaban haciendo su propio show y querían pasar por sobre todos con tal de llegar adelante.

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Y para el final de lo que fue la jornada de día del Fauna Primavera, tenemos al dúo francés AIR, que volvieron a Chile en el marco de la gira de su último disco “twentyears” y que llenó de atmósfera y emoción a flor de piel en un ya frío Espacio Centenario. Un fin de festival bastante diferente a sus ediciones anteriores en donde predominaba los bailes y bandas mucho más enérgicas, sin embargo, AIR y sus juegos de luces lograron una emoción pocas veces vista en un festival.

A modo de resumen la versión 2016 del Fauna Primavera estuvo marcada por la consolidación de artistas nuevos, el reencuentro de otros y debut de bandas ya reconocidas.
Si hay aspectos que fallaron en comparación a otras versiones fue la mala disposición del lugar y las características físicas que esta posee y lo engorroso que era comprar comida con las pulseras.

Además de la nula existencia de buses de acercamiento desde el Espacio Centenario hasta el Espacio Riesco, me tocó ver a muchos extranjeros preguntando como poder llegar de un lugar a otro, puesto que las micros que servían no estaban parando en los lugares que correspondía -gracias estimados micreros- y la poco diferencia de hora entre un evento y otro, pensando que AIR terminó pasado las 22:30 hrs y uno de los shows más esperados de la jornada noche era Róisín Murphy que comenzaba a las 23:15 hrs, imposible tratar de llegar a la hora. Estos son aspectos que la productora tiene que considerar si quieren realizar una versión 2017 en el Espacio Centenario.

Y más allá de los problemas logísticos y el infaltable desfile de moda -nunca he podido entender como hay gente que se arregla tanto para ir a un concierto si a la primera banda que ven ya están todos transpirados y sin poder disfrutar cómodamente, no me meteré en eso ya que es libertad de cada uno como asiste a estos eventos- hay que empezar con la clásica pregunta que surge al finalizar cualquier festival ¿CON QUÉ ARTISTA NOS SORPRENDERÁN EL PRÓXIMO AÑO?

En mi caso quiero ser un poco soñador, pero me gustaría mucho ver a Pj Harvey, Beach House, Grimes, Suede o porque no Sigur Rós y si no fuera mucho pedir que volviera Pulp.
Y ustedes ¿Qué artistas les gustaría ver el próximo año?