Ape in Pink Marble” se titula el nuevo disco de Devendra Banhart, sucesor de Mala (2013) y teniendo como eje principal la experimentación al igual que en sus trabajos anteriores, pero ¿Qué es de innovador esto? Por lo visto, TODO. La creación de un mundo dentro de un cd. Un mundo que se entiende como la interioridad más sincera del artista, una ventana a la fantasía, un álbum lleno de imaginación y riesgos, pero de una manera nunca antes vista por él, con mucha seriedad y sutilidad.

Muchos medios han criticado esto, -pero personalmente y siendo lo más objetivo posible- no lo considero malo, puesto que el álbum fue producido en una de las ciudades en donde más fácil se puede fantasear: Los Ángeles, un lugar en donde la fantasía es tangible.

Las colaboraciones son parte de este nuevo trabajo, y junto a la ayuda de Noah Georgeson y Josiah Steinbrick (quienes ya colaboraron en “Mala”) dan vida a un álbum tan profundo que cuesta un poco asimilar. En el, Banhart relata experiencias vividas en sus últimos años, muchas de ellas no muy agradables como se pueden escuchar en “Middle Names”, dedicada a Asa Ferry, un fallecido amigo. Tristeza y esperanza unidas en un mismo tema, la misma sensación que se contagia en cada canción, uno tras otro, creando este nuevo universo.

La gracia de este álbum no es comprender el mundo presentado por Banhart, sino que cerrar los ojos y dejarse llevar por cada canción. Como en “Jon Lends a Hand” o “Mara”, temas que a la primera impresión cuesta conectarlas con el resto, pero si uno se deja llevar por ellas puede lograr entenderlas y sentirlas. Hay temas como “Fancy Man” o “Fig in Leather” que suenan mucho más extravagantes, mas Devendra pero un poco forzado para tratar de adaptarla a esta fantasía creada que no se logra contrastar con canciones como “Theme for a Taiwanese Woman in Lime Green”, en donde experimenta con el bossa nova. Para dar paso a temas muchos más honestos como “Saturday Night” o “Souvenirs”, en donde se prolonga un estado de ánimo mucho más melancólico como lo dice la misma letra “Llueve en California, estoy solo y aun así el panorama no acaba de ser desalentador”.

Hasta que llega la máxima expresión de fantasía, “Linda”, un tema largo, melancólico y desesperadamente solitario. Como todas, queda a la libre interpretación de cada uno, un punto con el que juega mucho Devendra, el inspirar al oyente. Pero en esa oportunidad de manera menos obvia, dejando de lado el “spanglish” y conversando a través de ritmos mucho más lentos y apacibles.

Finalmente, el último trabajo de Devendra Banhart es muy difícil de digerir a la primera, con canciones que tienen poca conexión entre si y transiciones un poco monótonas. Pero el consejo que les puedo dar para sentir una verdadera conexión con él, es cerrar los ojos y transportarse por cada canción, dejar de lado los trabajos anteriores del artista y dejarse ganar por la sutilidad. Lo quieres o lo odias, no hay puntos intermedios.