Después de lograr una serie de animé tan bien hecha como “One punch man” (OPM de aquí en más) uno pensaría que ya lo que te queda por hacer es solo seguir ordeñando la vaca de la bonanza y sacar agua de ese pozo hasta que se acabe el agua (Cosas a las que Akira Toriyama jamás se ha enfrentado).

Buceando por los benditos e inagotables sitios de torrent y revistas virtuales, donde como acá la ñoñería es un estandarte, me encontré a la pasada un par de veces con el título Mob Psycho 100, un nombre que me pareció demasiado cool como para ser el título de una serie que valiese la pena (Me sonaba más a una canción de Rob Zombie). Pero en una tarde de youtube me encuentro en videos sugeridos con los mismos ojos de huevo frito del gran Saitama San con un corte de callampa que no disimulaba que el lápiz (Se usan lápices en alguna parte todavía???) era el mismo.

En general la premisa de la serie es parecida en varios sentidos a OPM. Un mundo donde una profesión como ser un psíquico se encuentra totalmente reconocida y hasta sindicalizada (Caso de los superhéroes en OPM) habita Mob, nuestro antihéroe, que resulta ser un desadaptado de tomo y lomo con, además, un terrible caso de platonismo por la más popular de sus compañeras y que de actividad extraprogramática es el “arma secreta” de un psíquico farsante cuyos trucos se remiten a lanzar sal y equivocarse siempre.

Otra cosa que se repite de OPM es que el mundo es realmente amenazado por fuerzas sobrenaturales más allá de lo controlable y que de no ser por los superlativos poderes de este antihéroe el mundo enfrentaría un peligro irremediable, la comedia aparece porque los poderes de Mob justamente viene de su propia inadecuacidad, ya que de esta condición de antihéroe y mártir social al estilo de Charlie Brown vemos a través de la serie un contador de frustración en Mob que al llegar a 100 libera un poder que acaba con cualquier amenaza por terrible que sea incluso para otros psíquicos poderosos y no encuentra límites a su poder (Pensemos en Hulk, pero con las habilidades de Constantine).

Finalmente, la serie es totalmente recomendable para ver algo de lo nuevo en animé con una propuesta de reimaginar el género, sin caer en series como la del peo que da consejos de vida o el gatoplátano (Créanme, esas series existen)

Qué haríamos sin Japón…