El sueco de ascendencia argentina José González ya es un nombre recurrente en el panorama de conciertos en nuestro país, en franca ascendencia desde aquel invierno del 2008 en Cine Arte Normandie no ha hecho mas que aumentar la cantidad de asistentes, concierto a concierto, incluyendo la presentación en el festival Primavera Fauna del 2012 que si bien fue buena como González acostumbra muchos quedamos con ganas de un set mas íntimo y ese deseo se convirtió en realidad la noche del pasado viernes cuando aterrizó en el escenario del Teatro La Cúpula a tablero vuelto, mas de dos mil personas repletaron el recinto inserto en el Parque O’Higgins. Cuando anunciaron que Niños del Cerro serían los encargados de abrir la noche, no pensé que fuera lo más adecuado, pero una vez que la noche comenzó, todo encajo.

Con una cúpula casi llena y un publico respetuoso, Niños del Cerro dio el vamos con «Nonato Coo», la canción que abre su disco del mismo nombre. Tocaron 7 canciones que amenizaron la espera de José González, mientras algunas personas cantaban con ellos y otros los escuchaban con curiosidad a estos floridanos que venían de ganar el premio a artista revelación en los recientes Premios Pulsar. Si hay algo en Niños del Cerro, es que no pasan desapercibidos con sus canciones llenas de vida y que alegran a cualquiera.

Con puntualidad religiosa, José González apareció, una vez arriba del escenario toda la atmósfera cambio para recibirlo por cuarta vez en nuestro país. Con luces tenues y un set de cuatro músicos acompañantes (dos percusiones, tecladista y segunda guitarra), una Cúpula a su máxima capacidad se deleitaba con el alto nivel instrumental del sueco, la presencia de mas músicos en el escenario hizo que algunas de sus canciones mas emblemáticas sonaran mas potentes en vivo, la gente escuchaba atenta cada una de sus canciones, incluso en el encore que fue mayoritariamente él y su guitarra el silencio era reverencial, hasta se pudieron sentir algunos «shhhh» haciendo callar a uno que otro imprudente. Aunque no interactúo mucho con el publico, manejando el idioma nativo del público que enfrentaba, no fue necesario para crear una complicidad sintiendo que todos era uno y nos hacía viajar con cada una de sus melodías.

Obviamente toco sus cover más conocidos, esos que te ponen la piel de gallina y dan ganas de tocarlas por horas y no perder esa intimidad y magia que entrega. A pesar de que no fue un show muy largo, una hora y media aproximadamente bastaron para dejar conformes a los asistentes y con ganas de que vuelva una vez más para deleitarnos con su música, pero aseguró a un medio nacional que los mejores shows que da son en suelos latinoamericanos y nosotros no nos quejamos en lo absoluto y le esperamos con los brazos abiertos.