El cartel se veía potente, pero vivirlo fue otra cosa, podría definirse como un mini paraíso para cualquier amante del rock, hace rato que nos faltaba un festival de este nivel enfocado exclusivamente a este estilo de música y Santiago Gets Louder llegó para saldar esa deuda. El evento se montó en una ubicación que, si no me equivoco, primera vez se utilizaba para un evento de esta magnitud, y resultó ser un muy buen lugar, donde lo que resultó perfecto fue ubicar los dos escenarios principales pegados uno al lado del otro, con lo que desde cualquier punto podías ver las bandas que tocaban en cualquiera de los escenarios.

Llegué para ver la presentación de los nacionales Weichafe, y claro, no es de sorprender el pedazo de show entregado y la gran respuesta del público, se ha visto en otras tocatas de la banda y esto fue simplemente presenciar lo tremendos que son extrapolado a un escenario gigante, mayor potencia del sonido y un público mucho más masivo de lo habitual.

Al poco rato de finalizar Weichafe, comienza en el otro escenario la presentación de Gojira, banda de la cual no sabía nada y parten con un sonido demoledor, dejándome simplemente con lo boca abierta. En ese momento noté lo genial de la disposición de los escenarios. Pero el cartel presentaba más bandas que se presentaban en paralelo en escenarios más pequeños así que había que ir a conocer aquello; en una especie de galpón abierto se presentaban los nacionales de Rama, muchas veces oí hablar de ellos pero fue primera vez que los vi. En un escenario ultra pequeño en comparación con los principales, la banda logró conglomerar a una enorme masa de público, con fans cautivos que cantaban cada tema al frente, show de alto nivel, si les hubieran dejado el escenario grande la rompen aún más.

Luego fui a instalarme lo más cerca del escenario donde tocaría Deftones, mi banda favorita del cartel, y desde ahí podíamos ver y disfrutar perfectamente el show de Lamb of God, para las personas más bajas siempre estuvieron disponibles las pantallas gigantes que permitían ver cada uno de los show principales.
Y llegó la hora deseada, Deftones entre en el escenario, el setlist más o menos se conoce de lo que venían tocando en otro lados. Si Diamond Eyes no era la más potente para prender a todos los fans, Rocket Skates si lo hacía, seguida de dos clásicos de la banda Be Quiet and Drive y My Own Summer (Shove It). Sextape, Digital Bath y Change, tocada durante la puesta de sol, son canciones que muestran los diversos matices del sonido de Deftones, quienes finalizaron con Engine No. 9 y Headup, dejando tal vez con ganas de más.

Canción dedicada a “don chanchisco corleone”, entre otras tallas y chilenismos que se tiró Mike Patton son de las cosas que más me quedan de la presentación de Faith No More. La banda se encuentra promocionando su más reciente álbum Sol Invictus lanzado en mayo de este año 2015, por lo que su setlist fue una combinación de canciones de este disco y clásicos de su repertorio.

Cuando el cuerpo parece que no da más y la voz se nos encuentra disfónica, tocaba el cierre con el favorito de muchos, System of a Down, parten con I-E-A-I-A-I-O, y una seguidilla de canciones que mantuvieron a la masa saltando, coreando y formando círculos con mosh en distintos puntos, Suite-Pee, Attack, Prison Song, SOAD era la guinda de la torta, la fiesta máxima. Pero la banda tiene mucho más que ofrecer, los singles Aerials y Lonely Day, dos de las canciones más lentas y depresivas, aun así de las más coreadas por todo el público. Cigaro, Toxicity y Sugar cerraron su presentación y la jornada de festival con la banda y la gente desplegando toda su energía entre saltos, gritos, mosh, final perfecto.

SGL-Carlos Muller (SOAD)-3453

Lo bueno: Las bandas, aunque hubiera alguna que no te guste, no cabe decir que había alguna banda mala, ¡porque no lo habían! Para gustos diferentes, pero todas buenas. Increíble. También el lugar, sin contar la dificultad de locomoción, en especial para irse, el lugar era muy bueno, completamente pavimentado así se evita esa polvareda que se arma en Club Hípico, suficientemente amplio para una buena ubicación de los escenarios. Y claro, dejar pegados los dos escenarios principales fue buenísimo para ver cómodamente todas las bandas que tocaron en cada uno.

Lo malo: La cantidad de comida, después de Deftones necesitaba un bajón y me dicen que los sándwiches se acabaron hace como cuatro horas. Voy al patio de comidas, otra cosa mala, no puedes disponer un espacio pequeño y cerrado para puestos de comida para miles de personas, en fin, completos se acabaron también, terminé comiendo churros como muchos.

Lo feo: La larga caminata para salir, y peor luego de salir intentar encontrar locomoción, aunque lo último ya no es responsabilidad del evento, creo.

Sin dudas Santiago Gets Louder ha sido el mejor festival del año, y de varios años tal vez, en nuestro país, si lo tuyo es el rock.

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