La cita se daba puntual a las 20:15 hrs. Cuando los legendarios de Poema Arcanvs subían al escenario frente a un Caupolicán que estaba llegando a su capacidad máxima. Los chilenos, fieles a su sonido doom, melancólico y la profundidad que alcanza la particular voz de Claudio Carrasco.

Comenzaron la jornada con un excelente sonido y una gran aceptación del público que fue muy respetuoso avalando lo mejor de su trayectoria. Este ánimo tan expectante dejaba entre ver lo que se vendría más adelante cuando finalmente, Opeth tomara las riendas del show con un Caupolicán que había agotado absolutamente todas las entradas.

Poema Arcanvs calentó motores y dejó de manifiesto que solo esta banda podía ser la elegida para dar inicio a una de las citas más importantes del año. Ningún detalle fue dejado al azar.

Cerca de las 21:45 y con un teatro repleto, los suecos salieron al escenario con la introducción de Through Pain to Heaven (de la banda Popol Vuh) para dar paso a Eternal Rains Will Come de su última placa Pale Communion (2014), con un sonido perfectamente mezclado y una interpretación que erizaba la piel de cualquiera. Sin duda con esta demostración Opeth daría cátedra de lo que significa un buen show a lo largo de la velada.

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Luego vino Cusp of Eternity y la gente empezaba a saltar al ritmo de su inconfundible intro. Me atrevo a decir que la influencia de Steven Wilson (Porcupine Tree) en la producción de este álbum fue fundamental para que la banda evolucionara a un nivel musical inesperado: menos voces guturales que en otras oportunidades y arreglos con fusiones experimentales que llevaron la característica progresiva de la banda a otros territorios sin dejar de lado la veta oscura y absolutamente única que poseen.

Luego fue el turno de The Leper Affinity, un clásico del disco Blackwater Park (2001) que subió la temperatura de la cancha con los gritos y saltos de todos. Seguido a esto, vino un shock de energía con The Moor del álbum Still Life (1999). Con estos dos temas la banda deja en claro su sonido excepcional y que existe una dicotomía absolutamente perfecta entre la fusión de riffs pesados y voces guturales con pasajes de guitarras y voces limpias.

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Luego de este golpe brutal, la banda se da un tiempo de bromear con el público (tónica que marcaría la noche) cuando Mikael parodia las típicas poses de los rockstars diciendo “¡Ahora sáquenme fotos!”, luego hace un comentario sobre el frío que hace en Chile, similar al de Suecia y que pensaron que acá estarían muertos de calor. La gente ríe, claramente no nos caracterizamos por un clima amigable durante el invierno.

Finalmente, el bajista uruguayo Martín Méndez en un gesto de amabilidad y humildad felicita al público chileno por la obtención de la Copa América.

Sí, estábamos todos felices en ese momento, tanto que las rivalidades se habían olvidado.

Luego fue el turno de Advent del disco Morningrise (1996), otro golpe brutal en la cabeza que muestra las raíces más oscuras de la banda.

Volvimos a Pale Communion con la balada Elysian Woes casi a modo de descanso por la energía inyectada con los temas anteriores. Diría que este tema fue fundamental para ver a Mikael hacer una de las interpretaciones más conmovedoras de toda la velada. Todos escuchábamos atentos, todos estábamos sumergidos en la profunda atmósfera que la banda nos llevaba y que la voz de Mikael nos sometía. Acto seguido, fue el turno de otro clásico: Windowpane del disco Damnation (2003) que continuaba con el ánimo que se había gestado con la canción anterior. Termina este pasaje con The Devil´s Orchard de Heritage (2011) y volvemos a la fusión progresiva con el inconfundible sonido de la batería de Martín Axenrot y la consigna de “God is dead” que define esta canción.

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Otro momento de distensión cuando la banda nuevamente interactúa con el público y comienzan a tocar intros de AC/DC. Mikael se excusa diciendo “todo niño quiere tocar en AC/DC” Es verdad.

Luego nos habla brevemente sobre su admiración hacia King Diamond, escuchamos atentos y aplaudimos. Personalmente, agradezco muchocuando la banda se muestra genuina y auténtica, ya que es en este tipo de gestos que se nota que ellos están disfrutando lo que hacen y que las cosas están marchando como deben ser y no se muestran incómodos tocando “en una ciudad más” dentro del apretado calendario que significa una gira.

La cita ya está por terminar cuando suenan los temas April Ethereal del álbum My Arms Your Hearse (2003), Heir Apparent de Watershed (2008) y The Grand Conjuration de Ghost Reveries (2005) que hacen hincapié en el ADN de la banda: riffs pesados, letras melancólicas y oscuras, arreglos que hacen que los matices entre cada pasaje de las canciones sean totalmente únicos. Y, finalmente, que toda esta composición de instrumentos perfectamente dispuestos colisione en una sola creación que se llama Opeth.

La banda hizo un amague de salida, se encendieron las luces, el público ovacionó, sabíamos que esto no terminaría ahí. Bastaron menos de 5 minutos para que volvieran a salir al escenario y Mikael con un dejo simpático de soberbia dijera: “Por supuesto que tocaremos otra canción”.

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Todo termina con Deliverance un clásico que lleva el mismo nombre del álbum que fue publicado en el 2004. Esa, sin duda, debía ser la canción que terminara con el viaje que habíamos empezado esa noche y por todos los matices y estados de ánimo a los que habíamos sido sometidos de manera fríamente calculada. Todos los detalles estuvieron previstos con antelación y eso hizo que, en gran parte, todo saliera de manera redonda de la forma que solo Opeth sabe hacer.

El término de la velada fue perfecto. Una jornada tan esperada por muchos de nosotros: el reencuentro del público chileno con Opeth hace que la banda se sienta como en casa y como el mismo Mikael señaló: “deberíamos volver más seguido”.

Seguro que sí.

El viernes 17 de julio, en una noche en que el teatro Caupolicán se llenó… tanto la banda como los asistentes, vivimos un viaje por la música de Opeth que difícilmente olvidaremos.

 

Setlist:

Through the Pain to Heaven (de la banda Popol Vuh)
Eternal Rains Will Come
Cusp of Eternity
The Leper Affinity
The Moor
Advent
Elysian Woes
Windowpane
The Devil´s Orchard
April Ethereal
Heir Apparent
The Grand Conjuration
Deliverance