Asociados a la anonimidad, sumidos en la pobreza del internet, amados por pocos y odiados por nadie.

Los Mil Jinetes, conocidos por unos pocos y grandes admiradores de la música, son la mezcla perfecta y homogénea del folclor, de la mano creativa del multifacético Cristóbal Briceño más los arreglos de Andrés Zanetta. La banda más longeva que ha mantenido Briceño desde sus inicios en el 2008 (y que no ha asesinado como a los Fother Muckers)

Sus líricas, asociadas más a la vida, lo mundano, amor y desamor son la mayor concentración de chispeza en la carrera de Briceño, con referencias a la cultura popular chilena, y a las costumbres de campo. Algo que causa curiosidad es el porqué esta banda sigue “viva” ya que según palabras del frontman de los Ases Falsos el compone canciones y las asigna a la banda que quiere tocarla, y se aburre fácilmente de las canciones, pero hasta el día de hoy, la banda sigue dando tocatas espontáneas y suspicaces que rinden culto a los mayores adeptos que siguen al dúo Briceño-Zanetta.

En una época en donde el escenario de la música chilena carece de grandes exponentes a falta de iconos modernos (llámese la década del 2000). La parrilla de artistas se fue degradando poco a poco, donde los máximos representantes de la juventud fueron cayendo en una decadencia senil (por la edad) en la cual los más jóvenes ya no se sentían tan representados.

No es fácil ser un Mil Jinete

La frase por excelencia con la que abre cada tocata majestuosa, donde cada pieza que interpreta, le da un valor y un sentimiento que convierten cada escenario en que se presenta como único, tuve el placer de asistir a uno, y puedo dar certeza alguna, que, tal como lo plasmo en esta pequeño espacio, los pelos se erizan con cada cuerda y cada estrofa cantada al son de la voz de Briceño.

Medio de difusión

El punto fuerte y clave de la banda, donde cada disco (liberado para su descarga desde su canal en YouTube) contiene material exclusivo y personal que le agrega un toque de cercanía con la agrupación, el cual hace que sientas que la productora casi hizo el disco para ti, junto con un production value incalculable.

Éxitos animados de ayer y hoy

Cosechando temazos y sinfonías dignas de recordar y que quedan grabadas en la mente reproduciéndose todo el día en tu mente, eso es lo que logras al escuchar los temas de una banda tan emblemática. Canciones que se convierten en clásicos instantáneos que deben estar en tu biblioteca musical, tal es el caso de Pastor de Elefantes (Reconoceronte), Los Caminantes (Ándate Cabrita) y Mi Chaqueta de Jeans (Un Mundo Tan Mal Hecho). Son máximos exponentes de la creatividad con la potencia de una bomba neutral que abunda en este dúo chileno, con una simpleza complicada que abarca la mente y la vida como una sola, con el sonido de guitarras sureñas y coros armoniosos, abarcando la cálida hospitalidad del sur y dejando de lado la urbe por unos momentos.

Libres

Quisiera dedicar este pequeño espacio a una gran composición, quizás la mejor composición de Briceño (a palabras de este sucio mortal) de todos los tiempos.

Inspirada en un hecho verídico, y bajo el alero de haberse llamado El derecho de vivir en paz (en palabras del mismo Briceño). Narra la historia de un matrimonio anciano, que se ve agobiado por la dura enfermedad que recae a la esposa, Alzheimer, “Me llevo a mi fiel e incondicional compañera de toda la vida. Afortunadamente, ella no se da cuenta de nada, tiene inválida su cabecita, y al igual que yo, no quiere más guerra”, decía la carta que escribió antes de morir. Esta es su historia de amor, este es el legado de su amor plasmado en 4 minutos.

Larga vida a los Mil Jinetes