Yo la Tengo y su descoloramiento musical en Chile

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Por Juan Kattan

Ayer se celebró un gran evento, era el regreso de la banda americana, Yo La Tengo, marcando su tercera presentación en nuestro país, tras su último paso en el 2010 por el festival Maquinaria Chile. La banda se encuentra celebrando su 30 aniversario como agrupación este 2014, y su aparición en el teatro La Cúpula fue un motivo de felicidad, siendo un escaparate de una de las bandas más importante del movimiento alternativo en la actualidad.

No existen adjetivos negativos para lo que presenciamos durante la fría noche de ayer y definir el impresionante concierto ofrecido por la banda Yo La Tengo en el teatro La Cúpula. Ante un gran número de asistentes al evento, este logró que volvieran una vez más al escenario luego de culminado el set. La banda de Hoboken, integrada por el matrimonio de Ira Kaplan y Georgia Hubley y por James McNew, demostró con creces porqué está considerada como una de las mejores bandas de la escena alternativa de nuestra época, ocupando un espacio en nuestra música actual y cosechando seguidores en todas las partes del mundo.

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Luego del apoyo de la banda nacional Congelador en el escenario, quienes interpretaron varios temas de su último disco Cajón y llegando de su reciente pasada por Primavera Sound en España, sin mayores artilugios ni presentaciones, Yo La Tengo apareció en el escenario alrededor de las 21:35 hrs., acrecentándose una gran explosión sonora. La veintena de canciones que mostraron de forma ininterrumpida, exceptuando unas escasas palabras de Ira Kaplan en inglés, conformaron un interesante arco entre el último disco de la banda –Fade, lanzado el año pasado– y el imprescindible Fakebok, que vio la luz hace más de 24 años.

Sobre el escenario, la banda dio muestras sobradas de su virtuosismo, intercambiando instrumentos de forma permanente, de una canción a otra y haciendo desfilar entre sus manos varios ejemplares de guitarras y de bajos. Los permanentes cambios de climas, lejos de conspirar contra la unidad de todo el espectáculo, fueron oficiando disparadores entre las canciones, Georgia Hubley con su voz melancólica, hacía que los asistentes al evento quedarán en un clímax sombrío y calmo. Ira Kaplan a ratos se movía al son de su guitarra, como en aquellos tiempos de juventud, mientras que James McNew era el maestro orquesta que tocaba todos los instrumentos en el concierto, comenzando en la batería, pasando por el bajo y tocando una guitarra electroacústica junto con Ira entre medio de las canciones finales al show.

Uno de los mejores momentos del concierto, a mi gusto personal, fue la interpretación de ‘Stockholm Syndrome’ por parte de McNew. Allí, en esa melodía perfecta, la voz del bajista abrió una brecha entre las canciones interpretadas por las dos voces del matrimonio, con un particular registro, cantando esos bellos versos como «Another season, / but the same old feelings. / Another reason could be. / I’m tired of aching, y entre otros más que incluía este gran tema.

También comentar que otro espacio memorable de esta gran presentación, fue cuando un fan de la banda le pasó un vinilo para que se lo autografíen, sin vacilar, Ira y compañía toman el disco y comienzan a firmar en pleno escenario, llevándose la ovación y el cariño de la gente que presenciaba su show.

Como se dijo anteriormente, los aplausos interminables, los alaridos y algunos quejidos del público lograron que la banda volviera una vez más al escenario, tras cerrar un gran concierto. Luego de un set de canciones, la banda baja definitivamente el telón, las luces se encienden, el público busca las salidas y el frío Santiago, se contagia de ese ruido que nos desbordó con un show de 2 horas y 30 minutos, de pura música volátil y melancólica. Además, el respeto del público, haciendo callar a las personas que estaban hablando o interrumpiendo alguna canción de la banda, fue algo hermoso, respeto al que está enfrente tuyo, mostrando su trabajo  a la gente que está interesada.

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